sábado, 26 de junio de 2010

Come, I'm on fire!

Nádroj ya está en Trujillo, después de casi un año. Estamos tentados de cambiar el título del blog por "Caracho, aquí sí hay combis", pero da pereza (excusa favorita de Nádroj xD).

Ayer dibujamos esto en Paint, mientras nos comíamos el chocolate de Tavo:




Pero no le digan a Tavo que fuimos nosotros (por suerte Tavo nunca lee mis entradas xD).

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domingo, 20 de junio de 2010

Tráiler Avenue


Al mismo tiempo que "él" lo ve, empieza a correr. Despega mientras las ruedas del camión se acercan y esparcen la gravilla del camino. Y "ella" que camina tan tranquila, con su cabello que flota, su mirada perdida a causa de la modorra de la tarde. Cuando "ella" se percata ya no puede hacer nada, se detiene en medio de la pista y espera, articulando cada gesto de terror en cámara lenta.

La mujer que añora va a morir ante sus ojos.

- ¡Mieeerda! -grita el chofer.

Cuando el chofer ya está en la esquina cae en la cuenta de la ausencia de ruido, ningún golpe seco, ningún grito desgarrador. Cuando el chofer abre los ojos, "él" se encuentra en su espejo retrovisor, poniéndose de pie.

- ¡Gracias, señor! ¡Muchas gracias! -le dice la chica con lágrimas en los ojos.

"Él", sacudiéndose el polvo de las rodillas, levanta la cabeza, la mira, y la odia.

- No tienes nada que agradecer chiquilla...me confundí de persona.

Y se va echando chispas.

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miércoles, 9 de junio de 2010

Tú estás presente en todo


Estaba casi cedado, cuando entré, era delgado, de una tez morena, una edad aparente de 9 años, estaba pálido, morado, su vista no tenía sentido, se veía tan indefenso. Tenía a varias personas de bata blanca a su alrededor, todas hablándose con voz enérgica y rápida. Yo aun tímida, por primera vez estaba allí en una esquina y veía como todos hacían algo para estabilizarlo. El doctor(mi profesor) dijo: "vamos a colocarle un catéter a la Vena Cava, las condiciones no son las necesarias, ni las óptimas, pero esto es una emergencia y se tiene que hacer de todo para salvar al paciente, va a entrar a sala, su pronostico aparente no es bueno, pero tenemos que aunque sea estabilizarlo". Yo me quedé atónita, sentía en mi pecho algo que apretaba fuerte fuerte, el niño ya estaba cedado pero se movía, sus brazos y sus piernas como por inercia, el Doctor necesitaba que esté quieto, entonces es cuando necesitaban a alguien que ayudara a sostenerlo...y entré yo... Sostenía sus pequeñas manitos frías porque la sangre no llegaba con normalidad a sus extremidades distales, con un color medio azulado o cianótico... lo único que yo podía hacer era orar... orar en mi interior y pedirle al Señor por este ángelito. De pronto se me vino a la mente una canción que justo mi pastor me la hizo cantar el domingo en mi iglesia que dice: "Los niños son de Cristo, él su salvador, son joyas muy preciosas, los compró con su amor..." y cantaba esa canción y recitaba salmos en mi corazón, mientras cogía fuertemente sus brazitos y sostenía su cuerpecito. Luego el Doctor comenzó a buscar la Vena, y no la encontraba T_T decía que era muy pequeña que se escapaba del catéter, porque encima no había catéter pediátrico y lo hacían con el de adulto, su sangre se estaba coagulando muy rápido y dificultaba aun más el cateter, el Doctor decía que así como coagulaba, también había hemorragia por otro lado del cuerpo. El niño no tenía pulso, sus signos vitales estaban demasiado bajos, hasta imperceptibles. En nuestro delante de sepsis pasaba a shock séptico. Se logró colocar el catéter con éxito, pero el Doctor dijo que era mejor entubarlo y que vaya así a sala. Nunca había visto cómo entubaban a una persona y mucho menos a un niño, para mí todo era tan nuevo, aunque ya llevo más de 3 años estudiando esta carrera, todo me parece tan nuevo y ahora lo estoy viendo en un niño!! Trataba de tranquilizarme, y estar alerta para reaccionar cuando el Doctor me pedía que le pasara algo o le ayudara. En mi mente solo dejaba la vida del niño en las manos de Dios.


Cuando ya todo había terminado y salí de la sala,lo único que quería era estar sola, fui al baño y... me preguntaba... Señor! Por qué la primera vez que tengo que ver algo así, tiene que ser con un niño en éste estado! tú sabes cuánto amo a los niños y cuánto me duele ver a un niño sufrir, y ahora estoy aquí!. No pude más y comencé a llorar...entonces entendí, que de ésta forma el Señor me confirmaba muchas cosas, sentí como mi Dios en su infinita misericordia me mostraba lo que quería de mí! allí está Rosita, quieres más señales?, Te confirmo lo que me has estado pidiendo en estos últimos tiempo y NUNCA más vuelvas a dudar de ello, que yo te llamé y te escogí para hacer esto. Gracias Señor, porque cada día y en cada cosa Tú estás presente.

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domingo, 6 de junio de 2010

"Alfonso"



- ¡Mira pues! Es buena tela, eso, toca...toca...

Manolo sintió su textura entre las manos y le dio la razón, pero desconfiaba sobre el precio.

- ¿Y a cuánto está dijo? -preguntó de nuevo.
- ¡10 soles pues! ¿No escuchas tú?
- ¿¿10 soles?? -no lo creía-. ¿¿Tan barato??... ¿No será de plástico?

El vendedor no supo qué decir. ¿De plástico había dicho? ¿Éste era chiflado o qué? Pero guardó la compostura.

- No, es de tela...-y se sintió idiota-. ¡Cómo va a ser de plástico!-gritó.
- De plástico pues...ah, ¡mongol! Era sólo una expresión -dijo Manolo, dándose cuenta que el vendedor no lo entendía.
- ¿¿A quién le dices mongol?? -gritó de nuevo el vendedor, cada vez más propenso a encestarle un golpe de lleno en la cara.
- A mí mismo, es otra expresión mía -y sonrió. El vendedor se quedó cojudo. Decidió dejarlo e ir a otra parte de la tienda a buscar a otro cliente. Con éste era sólo perder el tiempo.

Cuando se iba, Manolo lo llamó de nuevo.

- ¿A dónde se va? -preguntó ofendido.
- A trabajar.
- ¿Y atenderme no es trabajar?
- Es una pérdida de tiempo.
- No -dijo decidido Manolo, mientras seguía mirando la tela.
- Sí -ratificó el vendedor.
- El cliente tiene la razón.
- Siempre y cuando estén cuerdos para tener la razón -puntualizó el vendedor.
- ¿Dónde leyó eso usted? -se interesó Manolo. El vendedor se incomodó más, no era la reacción que buscaba.
- Me tengo que ir, hay clientes por atender.
- Sí, como yo. Dígame, ¿de dónde traen esta tela?
- No le puedo decir.
- ¡Ajá! Eso es porque es de mala calidad.
- Sabe qué señor...-lo miró, era la única forma de hacer que ese muchacho abandonara la tienda-: Sí, es de pésima calidad, la traemos desde...desde...¡no sé de dónde es! -gritó el vendedor, y por un instante pareció querer llorar-. Si la compra va a gastar su dinero por las puras -terminó, jadeando de ira.

Manolo le sonrió nuevamente, tomó la tela entre sus manos y se dirigió al mostrador. El vendedor sorprendido trató de detenerlo.

- ¡Señor! ¿¿qué va a hacer?? -preguntó asustado, pensando en que lo acusaría.
- ¿No es lógico?
- No...digo, sí...pero...no lo haga...
- Qué mal vendedor es usted.
- Lo sé -reconoció cada vez más acongojado.
- No se preocupe -le tiró dos pequeñas cachetadas en el rostro y siguió caminando.

- Señora, me llevo esto por favor -le dijo a la cajera.
- Son 10 soles.
- 10 soles... ¿tan barato?
- ¿Va a pagar o no? -preguntó la cajera, sin apartar la vista del monitor.
- Sí, tome.
- Listo, aquí tiene su vuelto. "Esperamos que regrese pronto a nuestra tienda"-recitó con voz musical, para apagarse nuevamente masticando su chicle.

Manolo miró por última vez al vendedor, sonrió y se marchó.
El vendedor asomó su cabeza fuera de la tienda y lo vio, caminar lentamente mientras desenvolvía la tela por el camino y se envolvía con ella como si fuera una toalla. Cuando terminó de moverse debajo de la tela ésta cayó al piso mientras Manolo seguía caminando. Su aspecto seguía siendo igual, llevaba puesto la misma ropa: una camisa beish al estilo safari y un pantalón verde flojo. Manolo se perdió al voltear la esquina.

- Doña Josefina, ya regreso, ¡un toque! -gritó el vendedor mientras corría hacia la tela. La gente pasaba por encima, esquivándola, rozándola, pero nadie la pisaba. El vendedor, Alfonso, se paró justo a su costado, en la fachada principal del municipio provincial, y levantó la tela de un tirón.

El municipio explotó y colapsó.

De la tela no quedaron ni cenizas, y de Alfonso no encontraron nada.

Más tarde, Manolo pasó por el municipio y sonrió, pasó justo a lado de la señora cajera y le preguntó qué había pasado.

- Una bomba. Dicen que un tipo se inmoló.
- ¿Un tipo?
- Sí, yo no vi nada.

La mujer se fue hablando para sí misma, renegando porque Alfonso aún no regresaba.
Manolo sonrió y se quitó saltando en un pie, cuando encontraba alguna calle desierta.
Apuntó "Alfonso"en su libreta, y empezó a caminar porque una señora apareció por una bocacalle.

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