lunes, 29 de noviembre de 2010

The Rat


Intento escribir y hacerle un post, de paso, a esta canción que últimamente me ha capturado un montón, de repente porque coincide mucho con las cosas que siento estos últimos días-semanas, me refiero al feeling que tiene The Rat, de The Walkmen, una banda que ni me acuerdo cómo descubrí, oh sí, ya sé. Gracias a los compilados.
Esta es una canción que si la escuchara mi padre o alguien mayor, seguro que solo oiría ruido y gritos. Aunque no se equivocaría. La voz de Hamilton Leithauser en este tema es como estridente, pero porque tiene que serlo. Es la voz de cualquiera desesperado por verse en medio de una relación que no funciona, que se está fastidiando y que le desespera. Es una voz que debe sonar desgarrada y melancólica, porque la canción es el último recurso que queda para dolerse. Es un desgarro bien rockero, semejante al de Julián Casablancas de The Strokes, pero con otro timbre de voz, y con una dosis de melancolía que al otro nunca le he escuchado.
Para mí es un temón, por el simple hecho de venir escuchándolo ya casi como un mes sin que se me agote en lo más mínimo.

(No me gustó. Lo intentaré otra vez.)

La batería me suena como el batir de hélices de un helicóptero grande y negro que sobrevuela la metrópolis. Y las guitarras son las calles, callejones mojados, farolas altas y lóbregas de una ciudad hosca y mezquina. Las guitarras marcan el camino sinuoso, y advierten del peligro de correr de noche y por un lugar así.  Pero no es suficiente, el sentimiento de congoja y melancolía le parte la voz al protagonista. La desesperación lo obliga a correr y gritar you've got a nerve to be asking a favour. En una ciudad tan grande y gris, el desamor duele tres veces más. Nada lo detiene, y nada parece tocarlo. Su voz es la misma, raspante y triste, fuerte pero rota. Y correr es el último recurso. Cuando todo duele, y nada deja de doler.


Leer más...

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Treinta centavos


La puerta de la U está cada vez más cerca. Es momento de ponerme de pie y caminar hasta la puerta del micro, mientras rebusco en mis bolsillos por el pasaje. Llego y el cobrador recibe mi moneda de a sol con mala cara. Tiene dos soles en la mano y busca con la mirada a alguien que tenga sencillo. Caigo en la cuenta: la chica que está delante de mí también le ha pagado con un sol y espera por su vuelto, mientras el micro sigue avanzando. El cobrador no sabe qué hacer. Ante su indecisión se olvida de avisar al chofer que bajamos; pero la chica de mi delante tiene la solución: grita, reclama, y el chofer frena de golpe.

“Qué chévere una chica así, ojalá sea bonita”.

A las justas el cobrador recibe sencillo de otro pasajero y le da el vuelto a la chica. Yo bajo detrás, extendiendo mi mano, pero el cobrador deja que termine de bajar y cuando me doy cuenta ya estoy fuera.

“¡¿Oe qué?!”

Volteo a ver al cobrador que se va con el micro y me señala a la chica: “pídele tu vuelto”, me grita. Volteo hacia la chica pero ella ya está tratando de cruzar la avenida. “¿Pedirle mi vuelto?” Volteo de nuevo hacia el cobrador que se pierde, pero logra entenderme, da un silbido tremendo y le hace señas. La chica baja la vista hacia su mano y cuenta el vuelto, sonríe y se acerca: “Ni cuenta, disculpa”. Y me da mis treinta céntimos. “Jeje, casi te quedas sin pasaje de vuelta”. Y se va. Se va dejándome tirado, humillado, en medio de la pista, y lo único que se me da por pensar es: “¡¡es bonita!!”.

Todo el trayecto que recorremos juntos la sigo con la mirada, y en el desvío suspiro.

Leer más...

domingo, 21 de noviembre de 2010

Breve carta anónima para alguien del dos mil xxxx

Escúchame un segundo, joven tú. Hola, debería presentarme primero, pero con esta carta entre las manos, ¿no sabrás ya quién soy? Digo presentarme aunque soy yo quien no conoce ese gesto tuyo que alguna vez habré visto antes. No sé qué pasará después, ni lo que pasó antes. Es curioso, pero aún así me atrevo a escribir esto, muy a ciegas. Ahora que todo está silencioso y quiero que sepas que ésta de aquí es una versión mía, solitaria, seria y hasta cierto punto melancólica que quiere que le cuentes cosas. Tal vez podrías escribirlo al reverso de la carta. Decirme por ejemplo, te estoy queriendo. No sería un mal comienzo, y aunque no sé si eres de las personas que lo dice poco o mucho, que sepas también que, ahora que te extraño tanto, al menos con una sonrisa mental me basta.
(...)

Leer más...

sábado, 13 de noviembre de 2010

La canción del acosador

Jeje, la tenía que poner. Habichuela dice que se inspiró un poco en la entrada de wingerr cierto blogger acosador.









La letra:

Nataly te veo por la calle caminando sola moviendo los pies hacia ningún lugar
quiero ir, siguiendo tus pasos sin hacerte daño, mirarte con gafas y un binocular
y si me descubres... safo de ese lugar.


Nataly esto de seguirte es un poco difícil, maldita sea, eres tan popular
¿quién es él? el tipo agarrado que va de tu mano, está un poco alto, no sé si le pueda pegar
me estás pateando ... mi pobre corazón.


pero si yo te vi antes que él, bueno, lo cierto es que tampoco te hablé,
pero no importa, Nataly, exijo mi derecho a que me digas pierdete...puede que tal vez no me vaya tan mal.


Nataly revelo tus fotos con una luz roja muy tenue que puse en mi habitación
sabes qué, recojo tu pelo, cintas de cabello, y conservo tus chicles en mi cajón
soy lo que se dice... un coleccionador.


Nataly te compro tarjetas y flores de mesa sin que tú lo sepas en san valentín
y además, he hackeado tu facebook también tu correo, para ver las cosas que recibis
y si me descubres... te diré la verdad.


porque te vi así, preciosa para mí, dime, dime si estoy haciendo mal
Nataly la verdad yo me muero por ti, y esta es mi manera de actuar...un poquito enfermiza... lo dijo mi psicoanalista.

Leer más...

martes, 9 de noviembre de 2010

Tiempo de miércoles


Últimamente no calculo bien el tiempo. Cuando pienso que habrá calor, de pronto el día se vuelve gris, húmedo, y ventoso, y no me queda más que rabiar mientras tirito camino a casa. No sé qué le pasa al tiempo, que juega conmigo, y sólo conmigo, porque los demás sí preveen que habrá frío, sí saben que estarán temblando en las escaleras, balcones, o pasadizos de la universidad. Saben, sólo que son lambidos y se vienen con ropa cortita, presos de fiebres hormonales. Cólera caracho. Cólera. Hoy tampoco traje chompa.


Leer más...

sábado, 6 de noviembre de 2010

La historia de mi fracaso


Mario Vargas Llosa para mí siempre ha sido ese escritor parte del boom, del cual he huído sin razón válida, ahora que lo pienso. En mi corta vida poca ha sido la experiencia literaria que he tenido con ese autor, la mayoría de veces obligado en el colegio, las otras por iniciativa propia, pero igual he fracasado. Y es un fracaso inexplicable, de esos que te das cuenta cuando ya hace un mes que dejaste el libro abandonado y no recuerdas por qué.

El primero fue con La ciudad y los perros. Siempre ha vagado por mi casa ese pequeño libro de hojas-biblia, letra pequeñísima, que no sé quién en mi casa compró, pero que de todos modos nunca me recomendaron (y eso que saben que yo leo). Recuerdo sólo una vez en la que me animé a leer las dos primeras páginas, y estuvo bien, y nada más, lo dejé porque ya estaba leyendo algo (tengo la manía de leer un libro a la vez).

Con El pez en el agua me fue mucho mejor, llegué hasta la mitad y de pronto no sé qué pasó. Me gustaban tanto los pasajes en que narra su infancia, la relación conflictiva de sus padres, y un Marito inocente que hacía competencias de pajas en el río; como también la parte política, su campaña para ser Presidente del Perú.

Otra obra fue La Guerra del Fin del Mundo, la historia de Canudos hasta donde sé, y que bueno que no sé más, para tener más incentivos. Es increíble cómo me arruinaron El Sueño del Celta en un artículo periodístico donde cuentan cómo termina el personaje principal. ¡Creen que por ser una novela histórica tienen el derecho de lanzarme un spoiler de tal magnitud! Respeten a los ignorantes de la historia pues.

La tía Julia y el Escribidor es de las más livianas que he leído de este autor, y cuando digo "leído" ya saben a qué me refiero: ojeado, zapeado, etc. Lo dejé en la página 80 porque ya iniciaban mis clases y soy traumado. ¡Cómo disfrutaba con la relación de Mario con Julita! Cómo leía deseando algún encuentro sexual (ese libro es muy sensual, lo puedo decir sin haber leído ni una escena erótica, pero en los diálogos, en las descripciones, en los labios de Julia, uno puede sentir mucha carga, mucha tensión sexual), y cómo quedé capturado por las historias intermedias, la primera sobre todo.

Ahora que Mario Vargas Llosa es premio nobel, y todo el mundo se afana de haberlo leído (hubieran visto a los políticos hablar de cuántas obras se habían gozado, y cuando les preguntaban por títulos, no sabían qué responder, malditos oportunistas), se me dio por revelar la historia de mi fracaso, decir que yo agarré un libro de Vargas Llosa y lo dejé por falta de tiempo, por falta de interés atribuible a mi corta edad (en ese entonces), o por simpe dejadez. Ahora que Vargas Llosa es Nóbel, me siento obligado a leerlo, no sólo porque en sus obras demuestra saber hacer uso de una magnífica técnica literaria, sino por el mismo hecho de ser peruano. ¿Se imaginan? Yo en el extranjero y de pronto una pregunta precisa: ¿Qué libro de Vargas Llosa te gusta más?; ¿se imaginan? Ser peruano y no saber nada de él, no, no, eso no puede ser. Y me veo en aprietos estando en el extranjero porque en el Perú no importa, en el Perú da igual si has leído o no a MVLL, o en todo caso, nadie te señalaría con el dedo, es normal.

Quizás por eso me siento obligado a leer MVLL, porque sin duda alguna ya no es sólo un peruano, es un ciudadano del mundo, y como tal, ahora sí da ganas de leerlo.

Leer más...

jueves, 4 de noviembre de 2010

Experiencia desagradable 3: La chica del bus.

Subo al micro y me siento por la mitad, a lado de una chica bonita. No, a lado de dos chicas bonitas, la que está para el otro lado del pasadizo también lo es , sin duda, ¡qué pestañas! Cabello negro lacio, tez blanca bronceada, ojotes negros que te comen...Caracho, qué difícil es mirar de reojo. Duele. Mejor me detengo. Fijo la mirada al frente. Todos los asientos están ocupados, sólo la chica bonita no va acompañada. Ya ya, dejo de mirar.


El micro se detiene en el Óvalo Larco y suben dos señoras, una detrás de la otra, tanteándose por si el micro acelera, por si el piso lleno de petróleo les hace resbalar. De pronto me percato del olor. Huácala, petróleo. Una de las señoras se dirige al asiento vacío, a lado de la chica bonita, y ella le permite pasar, la señora se sienta, y de nuevo la chica bonita se acomoda, linda. De pronto sus ojotes-que-te-comen choca con la otra señora, y se da cuenta que no tiene fuerzas para sostenerse, que es de avanzada edad, y le cede el asiento. La señora de los rulos canosos y la bolsa marrón toma asiento, y la chica bonita permanece de pie junto a mí. ¡Rayos! Ella de pie y yo sentadazo. Era que reaccione más rápido, ¡distraído de miércoles! ¿Distraído? Bien que has visto todo con tus ojos perdidos...¡Qué mas da! Empiezo a ponerme de pie mientras le lanzo una mirada a la chica bonita, con toda mi caballería, ya me veo a través de mis ojos expresivos, quedando como galán, "Te cedo mi asiento, dama hermosa". Ella me mira extrañada, sorprendida, con un atizbo de burla en los ojos y caigo en la cuenta. ¡Atrás de mi asiento no hay nadie! ¡Diez asientos libres! La chica bonita no logra contener una sonrisa torcida. ¡¡Dios!! Ambos permanecemos de pie junto a mi asiento vacío y yo no sé qué hacer. Miro a mi alrededor y veo en el cobrador una mirada burlona. El chofer me mira por el espejo retrovisor y se ríe. Agarro mi celular desesperado. Marco el primer número que se me viene a la mente.

- Hola...qué haces? -digo, y no escucho la respuesta-. Ya casi estoy por llegar a la u -no sé qué me responden-. Sí...eh...nada-resoplo-. Ya casi llego, chau.

Bajo del micro simulando calma, mientras mis músculos se tensan y se relajan, se tensan y se relajan. Diría que tiemblo. Al arrancar el micro de nuevo, miro a la chica por última vez, por suerte no se fija en mí. Cruzo la avenida y entro a la Universidad. Una vez adentro hago lo mismo de siempre: le cuento a alguien y me burlo de mí mismo. Maldita manía.

Leer más...

martes, 2 de noviembre de 2010

Nada


- Sabes, Nádroj, nos hemos salteado el año y medio...
- ¿¿No le hiciste entrada?? Qué raro...ni cuenta.
- Eso, me cansé de darme cuenta.
- xD.
- Aunque sí le reservé el día, el 02 de Mayo no hubo entrada.
- Jaja, ¿esperabas que alguien publicara algo?
- ¡NO!...no, fue una celebración en silencio, un descanso para el blog.
- Ah, vale, entonces no hagamos nada por los 2 años.
- Sí, mejor, nada...
- NADA.
- ¬¬ ok...

Leer más...

lunes, 1 de noviembre de 2010

...ADYZA...

Cada noche tan igual como el viento se pierde entre el silencio, los ojos de Adyza se perdían entre las estrellas.
Cada noche, él la veía dormir.
Amaba su tranquilidad, su presencia, su esencia…así la veía dormir en los días en los que ella ni siquiera lo pensaba.
Nada cambió para él, nunca se lo dijo, pero ella era la que siempre quiso, en secreto y en silencio…la quería hoy, tanto y tan igual como hacia tantos años atrás.
Él guardó silencio, sus pensamientos la llamaban, no la quería despertar.
Era tan sencillo verla dormir y decirle cuanto él era ahora por causa de ella sin que los nervios lo delaten bajo su mirada.
Amaba esa mirada.
Él guardó silencio otra vez…
La veía de lejos, quería abrazarla, quería escucharla…¿pero qué haría?...¿ saltar ?...y es que había olvidado un detalle…debía cruzar todo lo que ahora se veía varios metros abajo, tenía que tener fé, tenía que creer que volaría, tenía que saltar por ella…quería saltar por ella y al llegar cuidarla hasta verla despertar.
Su locura era cordura al lado de ella…ella enfocaba su energía, ella era su energía.
Cada noche la veía…aun cuando ella ni siquiera pensaba en él.
El tiempo...parece ser sencillo, pero tantas veces puede doler, puede quedarse contigo…puede olvidarse de ti.
-¿sigues escribiendo?-Adyza preguntó
-no-él respondió-ya no, ya no hay razón-pensó, aunque no se lo dijo.
Aunque siempre hubiese llevado consigo un cuaderno para escribirle a ella, y solo a ella.
¿Qué más podía hacer?...solo verla irse…y hacer el intento de llegar…
Las estrellas cambian de color…o así se ve su luz desde la tierra…¿te diste cuenta alguna vez?
El color rosa de sus mejillas encajaba perfectamente con la armonía de aquel instante.
Y allí estaba Adyza…dormida, dejando el tiempo devorar la noche…sin sueños, o aquellos que él no conocía y quería estar dentro aunque sea solo una vez.
Se sentó a pensar…nunca le había dolido tanto cada latido, cada respiración…cada gota de silencio.
¿No te diste cuenta que a veces el silencio no sirve para no pensar?...
Recordaba y otra vez estuvo allí…haciéndote reír cuando menos lo esperaste…escuchándote cuando no imaginaste tener a alguien a tu lado…allí estuve, en silencio a tu lado y no te diste cuenta…él agitó la cabeza para olvidarse de todo…no podía…
No pudo, jamás pudo olvidar…
Adyza sonreía y todo para él cambiaba…era diferente todo desde que ella llegó…desde siempre…
Nunca se hubiera permitido hacerla llorar…nunca se hubiera permitido olvidarse del mundo que solo ella sabia crear…jamás hubiera permitido que algo la lastimara…
Quería decírselo…tal vez faltó decírselo cuando aún estaba ella allí…faltaron decirle tantas cosas…
Aunque en el fondo estaba seguro que ella lo sabía, que lo había entendido con sus actos, con su voz…con todo…ella sí lo sabia…¿verdad?...
Pero aun estaba allí al otro lado…al otro extremo viéndola dormir…
Mil maneras de decirte tanto…cuanto…
Sabía que tenía que hacerlo…
No sabía si al saltar caería y golpearía fuerte el fondo…pero tal vez volaba…o tal vez ella despertaba justo a tiempo y no lo dejaba caer…
¿Te acuerdas?… si tú, yo…si caes, yo contigo…Si me pierdo...me encuentras, Si te pierdes... yo contigo…y juntos leeremos en las estrellas cual es nuestro camino.
¿Te acuerdas?... Si te duermes, seguiremos soñando, que el tiempo no ha pasado, que el reloj se ha parado.
Y si alguna vez la risa se te vuelve dura, se te secan las lágrimas y la ternura, estaré a tu lado, pues siempre te he querido…pues siempre te he cuidado.
Y entonces estuvo listo… si no lo intentaba jamás lo sabría…si no saltaba jamás se perdonaría si el tiempo, adelante; le dijese que aquella vez hubiese sido diferente…y hoy, en ese instante, todo sería como siempre lo soñó.
Y entonces…saltó…
¿Y si estoy durmiendo yo, y no tú?- pensó en el aire –no me despiertes, le dijo, déjame verte dormir…
Perdón si te quiero más de lo que pensabas podía hacerlo, pero así te quiero…más allá de lo alcanzable…de lo impensable…de lo medible…allá, donde no se puede ver, donde solo existe el aire…la tranquilidad y la locura mezcladas…aun donde no me veías, donde no me sentías, donde pensabas que ya no te recordaba…allí te quería…te quiero…
Se mi razón, Adyza…y seré la tuya…


Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
solo recobra la cordura para morir.

Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú
…y eso me calma, y eso me cura…

Leer más...

 
Template by: Abdul Munir