viernes, 31 de diciembre de 2010

El Árbol Plateado

Se va el año 2010, y con él los recuerdos y momentos vividos intensamente. Sin embargo, no quiero que se vaya sin antes haber publicado una canción que hicimos con Nadroj, Tavo y Adnil ya que la canción pertenece a este año que se va, y sí, al menos para mí, es el registro de un momento vivido intensamente.

La canción sólo logramos grabarla en borrador, nunca tuvimos la disponibilidad de hacer la versión oficial en la que intervenía Tavo ayudando en el coro. Por eso en esta versión sólo cantan Nádroj, yo (Wingerr) y Adnil.

Ahora sí, con esto publicado, se puede ir el año con toda la tranquilidad del mundo:


Muzicons.com

Letra:

Un día te dije
que te iba a encontrar
sentada debajo
de un árbol plateado

Un día te dije
que ahí he de estar
toma mi mano
y empieza a volar

(silbido de Nádroj)

Un día se fue
y otro llegó
el arbol plateado
sus hojas dejó

Si por dentro estás triste
y si afuera hace sol
si nunca me viste
así es el amor

Coro:

Y ya no sé
si quieras despertar
y ya no sé
si me querrás encontrar
debajo de un árbol
de un árbol plateado
debajo de un árbol
de un árbol plateado

(silbido de Nádroj)

(Coro)

Un día te dije
que te iba a encontrar
sentada debajo
de un árbol plateado

Un día se fue
y otro llegó
el arbol plateado
sus hojas dejó

(Coro)

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

algo de ayer

Hablaba la viejecita y hablaba mientras mi tía asentía, en catalán, y poco a poco, un paso atrás, dos, tres, decía con los pies que ya se iba. Por supuesto la historia de la anciana no daba señales de final por ninguna parte, más bien se entrelazaba con otra anécdota lejana que de pronto aparecía por allí, mira tú, como una revista vieja que sacas de un baúl, y cuyas páginas empiezas a hojear y dices, sí, era así, todavía me acuerdo. Así era la viejecita, y ahora estábamos en Perú, nena, vaig tenir por, nena. Fins i tot el guia ens va dir que mai, mai, mai, mai l'avió havia enganxat aquests tombs, així que jo ja no vaig pujar a Machu Picchu, m'ho vaig perdre, peró el meu marit sí que va ser, i tant... 

Mientras tanto yo, pensaba: qué tal memoria la vieja, aquí nos quedamos hasta que remonte hasta sus ochenta y pocos. Igual, como la cosa no era conmigo, solo de vez en cuando en que me miraba ella como diciendo: noi tu també em escoltas? Así que me paseaba por el local con la vista, paso adelante, paso atrás, sin alejarme mucho insolentemente, ni de mi tía, ni del discurso. Aquello era una tienda outlet y la ropa yacía apilada en varios montones sobre las mesas, en algunas cajas hacia el fondo, en colgadores, pero en general como quien dice allí la tenemos, no la vendimos en su momento y ahora hasta casi la regalamos. 

A simple vista los pantalones que vendían en ese local no eran gran cosa, y tenían pinta de que se iban a quedar allí toda la vida; hasta que llegaba mi tía y con buen ojo metía una mano entre el montón más insospechado y ¡toma! sacaba dos pantalones recontra chéveres, que yo decía magia. Preguntaba el precio, y la joven encargada decía: ya te lo miraré, July. Entonces me tocaba a mí mirar la prenda, recontra decidido, con cara de saber lo que quería. Sí, me gusta, me lo pruebo. Los probadores eran como los de El Virrey, o de La zona franca, en Trux. O sea, cortinas recontra sospechosas de transparencia y longitud mínima, bien justas. Ahora, saliendo el espejo, uno de cuerpo entero con la luz medida y recalculada lo justo para que los clientes se vieran papis, sin excepción. Yo también me vi papi, y por falacia, el pantalón también se vio papi. 
Me me lo llevo, dije, recontra papi, a la chica, que acostumbrada a este tipo de falacias luminosas, me asintió, mientras yo me regresaba hipsofacto al cambiador a ponerme mis viejos pantalones negros que ahora casi despreciaba.

Pero, bueno, estábamos en que Paquita se estaba pateando los andes con su marido. Y se me ocurrió desconectar un par de segundos. Cuando regresé al planeta, como quien dice, para ponerme al día del discurso, la anciana que de joven debió haber estado potable  (parénteisis para reírme de la expresión potable, jajaja, qué buena), decía, la anciana de ojos claros, ahora estaba parloteando de ropa. 

De pronto me vino el pensamiento que dio origen a toda esta entrada: ¡cómo me gustaría ser inconscienzudamente sincero, insensiblemente honesto!, y decirle: señora, déjeme informarle de que me está matando. De gravedad, me mata usted, y no me duele contárselo, porque, no se me angustie, una cosa es ser sincero y otra descortés. Sólo permítame abrirle el corazón y decirle que me urge desaparecer de su local, gracias. Por supuesto, por cortesía la seguiré oyendo todo lo que tenga que decir. Éntrele.

Y siguió hablando la desgraciada, a base de pura memoria cristalizada.

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domingo, 26 de diciembre de 2010

Navidad en Trujillo: Tour 2010.

En la ciudad de Trujillo, la Navidad es así:

Plaza de armas llena de árboles y luces. El taxi malogró la foto, causa.


Concierto navideño gratuito (mentira, deja tu moneda nomás).


El papá Noel que recibe dinero y usa lentes de sol (es que en Perú la Navidad es veraniega).

Y los tres reyes magos montados en un solo camello, dando dinero a los indingentes =).




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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cosas que te pasan si estás vivo II


  • La vuelves a ver y ya no te parece tan guapa.
  • Estás llegando tarde y el sistema de trenes de la generalitat de catalunya conspira para que llegues... más tarde.
  • Domingo en la noche, te da miedo mirar tu correo porque debe estar reventando de emails de trabajos de grupo.
  • Haces una canción y te olvidas de grabarla. Al día siguiente no tienes idea de cómo era.
  • Te has hecho un peinado bravazo... y llueve.
  • Escribes un cuento y nadie lo lee (esta viene con segunda y tercera intención)
  • Y la última cosa que te pasa si estás vivo:  que un buen día...te mueres.

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lunes, 20 de diciembre de 2010

Cosas que te pasan si estás vivo


1. Wingerr elige unos zapatos de todos los zapatos de la tienda que está ubicada al costado de la esquina.

2. Él está feliz porque le compraron zapatos nuevos.

3. Wingerr de lambido va a la universidad con los zapatos nuevos. El zapato izquierdo le ajusta un poco. Debe ser algo normal.

4. El dolor aumenta, y a su enamorada se le da por caminar dos horas. Auch auch cada paso. De vez en cuando un beso.

5. Llega a su casa y mira sus ampollas. ¡¡Auch!!

6. Pero Wingerr está feliz por sus zapatos nuevos.

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sábado, 18 de diciembre de 2010

bring it on

Luego del hit de noviembre "la canción del acosador" que la verdad me partió de risa cuando leí que estaba inspirada en winger. Porque winger y habichuela son bien patas, solo que habichuela no va a Perú desde el 2007 porque no tiene plata y vive en un piso del Raval (un barrio misio) buscando trabajo de medio tiempo y rogando porque no le quiten la beca, y escribiendo música en sus ratos libres y tocando en un bar de pésima muerte, todos los viernes a las 3 am, cuando todo el mundo está ya borracho y nadie ya le hace el menor caso, pero él sigue tocando porque a lo mejor la camarera sí le escucha, pero el caso es que ni la camarera. Y yo le reclamo: Habichuela vuelve a Trujillo, y él dice que no, que nunca hasta haber conseguido algo. Y yo le digo: ahí te quedas, me voy este verano que en Perú es invierno, y saldremos con los de la promo y grabaremos videos con tavo y winger, y saldré de viaje con mis primos... y él contesta: no me interesa, porque tiene un sueño, no será el tuyo ni el mío, pero ahí lo tiene, pegándose encontronazos, dando tumbos, y eso es algo que le envidio. Yo no soy capaz de jugar a ese juego, el juego de "es esto o nada". Yo juego al juego de "todo a medias", miércoles. Alguna vez la vida me tirará una bofetada. 

Ah, como decía en la primera oración, luego del hit de noviembre, la canción es ésta, a la Vale le gustó: 


Muzicons.com


Letra: 

Déjame una notita en un cajón
para despertar normal
que esta vez escapaste de la habitación
por el alféizar de la ventana que da al mar


y es que


después de amarte hay poco tiempo
después de amarte ya no hay tiempo
para despertar


ya no sé si te dé risa mi dolor
a mi tal vez me dé tan igual
y esta vez te buscaré en la plaza mayor
pero no te volveré a hablar


porque


tal vez no tenga sentimientos
tal vez me vaya con el viento
y no vuelta más


pero tengo que saber
tengo que entender
el color de tus ojos
tal vez puedan decir, tal vez puedan contar
un poquito del destino que a veces tu quieres llevar


tengo que entender
tengo que saber
para qué tanto enojo
deja de resistir, deja de preguntar
no te das cuenta que yo ya no puedo dejarte de amar

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Filtro


El tiempo pasa, y en cada segundo se estanca en el aburrimiento que es como un filtro que difícilmente deja pasar a los segundos y estos tienen que agruparse en minutos para lograr llegar al otro lado. El tiempo pasa de minuto en minuto, y en medio Ruiz se desarma en su carpeta, se acomoda incómodamente, y la voz del profesor invade el espacio, resuena y resuena, mientras el filtro sigue incólume.
De la nada el silencio cae y Ruiz está de pie. Sus pasos lo llevan hacia el frente mientras el profesor lo mira con paciencia. Todos le observan, con la mochila al hombro a un metro del profesor.

- Me tengo que ir -dice escuetamente Ruiz.
- ¿Cuál es el motivo Sr. Ruiz? -pregunta el profesor.
- Me siento mal.
- ¿Tiene algún dolor? Está sudando.
- No tengo nada físicamente, sólo déjeme ir.
- Si no me da una razón válida va a tener que regresar a su asiento Sr. Ruiz -dice el profesor, apretando las mandíbulas.
- ¡No puedo quedarme un minuto más aquí!...el filtro es muy potente.
- ¿Cómo?
- El filtro. El aburrimiento, no deja pasar el tiempo, no puedo respirar, me desespero y sudo.
- ¿Qué quiere decir?
- ¡¡Que me voy porque usted me aburre!! -grita Ruiz.

El profesor lo mira tratando de contenerse. El salón entero ríe.

- Disculpe, no pude decirlo de otro forma -dice cansado Ruiz-. ¿Me puedo ir entonces?

El profesor se saca los lentes, junta las manos, y dice:

- NO.

Ruiz lo mira.

- Ok. Pero no le prestaré atención.

Regresa a su carpeta y empieza a contar los minutos. El filtro es más presente. Minuto. Minuto. Minuto.
Luego se da cuenta que el filtro se desvanece si escribe algo. Siempre se pierde en el tiempo mientras escribe.

Saca su cuaderno y escribe esto.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

La entrevista del año

Una vez más, en nuestra sección de: promocionando al músico local  indie pop folk súper lo fi... el único artista de la disquera que Wingerr y yo tenemos: Combi Records®.
El mimado por la casa, el que se niega a dar conciertos y a conceder entrevistas, principalmente porque nadie se lo pide, Habichuela sin gracia.

Y dirán, ¿cuál es la novedad? Que ahora toca el ukelele.



Una entrevista legendaria al genio que hay detrás de esas gafas de aviador y esa cajetilla de cigarrillos camel.


-Yo: Habichuela, muchísimas gracias por estar hoy aquí.

-Habichuela rock: De nada, me debes una.

-Yo: Habichuela, ¿qué nos significa a nosotros tus fans, este salto cualitativo que has hecho en tu música, ahora que tocarás el ukele?

-Habichuela: Verás, mequetrefe, mi  música en esencia seguirá siendo la misma, lo que cambia es la envoltura... esta vez el sonido cuerdoso y metálico de la guitarra será reemplazado por un instrumento más pequeño, más casual... más lo fi (lou fai)

-Yo: Vaya, no sabía que las guitarras tuvieran un sonido "cuerdoso" ...será por las cuerdas... ejem... ¿por qué este cambio?

-Habichuela: Muy sencillo, mi querido besugo  (hace una pausa, saca una cajetilla de cigarrillos)... ¿puedo fumar?

-Yo: mmm... la verdad es que...

-Habichuela: ...gracias. Como te decía, hay momentos en los que llegas a un punto de tu carrera...

-Yo: ... y... ¿qué más?

-Habichuela: Nada, solo quería decir eso: "hay momentos en los que llegas a un punto de tu carrera".

-Yo: (...)Y ahora que estamos, aprovecho para preguntarte cómo es el proceso de creación de tus canciones, de esa música tan personal e indie. ¿Cómo es, digo, en qué andas pensando cuando te llega la inspiración?

-Habichuela: En hacer música.

-Yo: ...¿pero cuál es el proceso que atraviesan tus canciones?

-Habichuela: Buena pregunta, mendrugo. Verás, el proceso es el siguiente: se me ocurren, las escribo, las grabo. No necesariamente en ese orden. A veces las grabo antes de que se me ocurran... así soy yo.

-Yo: Pucha, qué interesante que eres. En fin, antes de irnos, ¿qué mensaje le dejarías a tus fans, que te estarán leyendo en el blog?

-Habichuela: Estimada fanaticada, gracias totales por estar allí. Para las chicas lindas mi teléfono es el 679xxx xxx *

Editado por el transcriptor

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sábado, 11 de diciembre de 2010

Los informales y el frío


Bajé del taxi en el sitio que quedamos, y me puse a esperar (A pesar de que odio esperar). Pero estabas al frente, al otro lado de la avenida. Caminé hacia ti...eh...no, caminé buscándote con la mirada (un mensaje de texto no es muy preciso). Cuando di contigo me regañaste y me sonreíste. Me encanta cuando tus ojos sonríen, esos ojos marrones que me envuelven.
Caminamos por la noche, salteando calles, metiéndonos por pasajes, dejándonos ver por la gente. Y en un momento, te abracé de la cintura. Qué placer cuando te aferraste a mi pecho. Caminamos como dos enamorados que tienen frío, o como dos viejos amantes que se conocen y se sienten bien juntos. ¿Para qué esperar entonces? Pero no te besé. Te di besos en la cabeza, en la mejilla, en las manos, en el cuello, pero no te besé.
Al final, cuando nos separamos, sentí que no debía dejarte, o que eras mía, y yo tuyo.
Al final, me fui con el beso que no te di.

............................................................................El Noctámbulo

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lunes, 29 de noviembre de 2010

The Rat


Intento escribir y hacerle un post, de paso, a esta canción que últimamente me ha capturado un montón, de repente porque coincide mucho con las cosas que siento estos últimos días-semanas, me refiero al feeling que tiene The Rat, de The Walkmen, una banda que ni me acuerdo cómo descubrí, oh sí, ya sé. Gracias a los compilados.
Esta es una canción que si la escuchara mi padre o alguien mayor, seguro que solo oiría ruido y gritos. Aunque no se equivocaría. La voz de Hamilton Leithauser en este tema es como estridente, pero porque tiene que serlo. Es la voz de cualquiera desesperado por verse en medio de una relación que no funciona, que se está fastidiando y que le desespera. Es una voz que debe sonar desgarrada y melancólica, porque la canción es el último recurso que queda para dolerse. Es un desgarro bien rockero, semejante al de Julián Casablancas de The Strokes, pero con otro timbre de voz, y con una dosis de melancolía que al otro nunca le he escuchado.
Para mí es un temón, por el simple hecho de venir escuchándolo ya casi como un mes sin que se me agote en lo más mínimo.

(No me gustó. Lo intentaré otra vez.)

La batería me suena como el batir de hélices de un helicóptero grande y negro que sobrevuela la metrópolis. Y las guitarras son las calles, callejones mojados, farolas altas y lóbregas de una ciudad hosca y mezquina. Las guitarras marcan el camino sinuoso, y advierten del peligro de correr de noche y por un lugar así.  Pero no es suficiente, el sentimiento de congoja y melancolía le parte la voz al protagonista. La desesperación lo obliga a correr y gritar you've got a nerve to be asking a favour. En una ciudad tan grande y gris, el desamor duele tres veces más. Nada lo detiene, y nada parece tocarlo. Su voz es la misma, raspante y triste, fuerte pero rota. Y correr es el último recurso. Cuando todo duele, y nada deja de doler.


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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Treinta centavos


La puerta de la U está cada vez más cerca. Es momento de ponerme de pie y caminar hasta la puerta del micro, mientras rebusco en mis bolsillos por el pasaje. Llego y el cobrador recibe mi moneda de a sol con mala cara. Tiene dos soles en la mano y busca con la mirada a alguien que tenga sencillo. Caigo en la cuenta: la chica que está delante de mí también le ha pagado con un sol y espera por su vuelto, mientras el micro sigue avanzando. El cobrador no sabe qué hacer. Ante su indecisión se olvida de avisar al chofer que bajamos; pero la chica de mi delante tiene la solución: grita, reclama, y el chofer frena de golpe.

“Qué chévere una chica así, ojalá sea bonita”.

A las justas el cobrador recibe sencillo de otro pasajero y le da el vuelto a la chica. Yo bajo detrás, extendiendo mi mano, pero el cobrador deja que termine de bajar y cuando me doy cuenta ya estoy fuera.

“¡¿Oe qué?!”

Volteo a ver al cobrador que se va con el micro y me señala a la chica: “pídele tu vuelto”, me grita. Volteo hacia la chica pero ella ya está tratando de cruzar la avenida. “¿Pedirle mi vuelto?” Volteo de nuevo hacia el cobrador que se pierde, pero logra entenderme, da un silbido tremendo y le hace señas. La chica baja la vista hacia su mano y cuenta el vuelto, sonríe y se acerca: “Ni cuenta, disculpa”. Y me da mis treinta céntimos. “Jeje, casi te quedas sin pasaje de vuelta”. Y se va. Se va dejándome tirado, humillado, en medio de la pista, y lo único que se me da por pensar es: “¡¡es bonita!!”.

Todo el trayecto que recorremos juntos la sigo con la mirada, y en el desvío suspiro.

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domingo, 21 de noviembre de 2010

Breve carta anónima para alguien del dos mil xxxx

Escúchame un segundo, joven tú. Hola, debería presentarme primero, pero con esta carta entre las manos, ¿no sabrás ya quién soy? Digo presentarme aunque soy yo quien no conoce ese gesto tuyo que alguna vez habré visto antes. No sé qué pasará después, ni lo que pasó antes. Es curioso, pero aún así me atrevo a escribir esto, muy a ciegas. Ahora que todo está silencioso y quiero que sepas que ésta de aquí es una versión mía, solitaria, seria y hasta cierto punto melancólica que quiere que le cuentes cosas. Tal vez podrías escribirlo al reverso de la carta. Decirme por ejemplo, te estoy queriendo. No sería un mal comienzo, y aunque no sé si eres de las personas que lo dice poco o mucho, que sepas también que, ahora que te extraño tanto, al menos con una sonrisa mental me basta.
(...)

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sábado, 13 de noviembre de 2010

La canción del acosador

Jeje, la tenía que poner. Habichuela dice que se inspiró un poco en la entrada de wingerr cierto blogger acosador.









La letra:

Nataly te veo por la calle caminando sola moviendo los pies hacia ningún lugar
quiero ir, siguiendo tus pasos sin hacerte daño, mirarte con gafas y un binocular
y si me descubres... safo de ese lugar.


Nataly esto de seguirte es un poco difícil, maldita sea, eres tan popular
¿quién es él? el tipo agarrado que va de tu mano, está un poco alto, no sé si le pueda pegar
me estás pateando ... mi pobre corazón.


pero si yo te vi antes que él, bueno, lo cierto es que tampoco te hablé,
pero no importa, Nataly, exijo mi derecho a que me digas pierdete...puede que tal vez no me vaya tan mal.


Nataly revelo tus fotos con una luz roja muy tenue que puse en mi habitación
sabes qué, recojo tu pelo, cintas de cabello, y conservo tus chicles en mi cajón
soy lo que se dice... un coleccionador.


Nataly te compro tarjetas y flores de mesa sin que tú lo sepas en san valentín
y además, he hackeado tu facebook también tu correo, para ver las cosas que recibis
y si me descubres... te diré la verdad.


porque te vi así, preciosa para mí, dime, dime si estoy haciendo mal
Nataly la verdad yo me muero por ti, y esta es mi manera de actuar...un poquito enfermiza... lo dijo mi psicoanalista.

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martes, 9 de noviembre de 2010

Tiempo de miércoles


Últimamente no calculo bien el tiempo. Cuando pienso que habrá calor, de pronto el día se vuelve gris, húmedo, y ventoso, y no me queda más que rabiar mientras tirito camino a casa. No sé qué le pasa al tiempo, que juega conmigo, y sólo conmigo, porque los demás sí preveen que habrá frío, sí saben que estarán temblando en las escaleras, balcones, o pasadizos de la universidad. Saben, sólo que son lambidos y se vienen con ropa cortita, presos de fiebres hormonales. Cólera caracho. Cólera. Hoy tampoco traje chompa.


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sábado, 6 de noviembre de 2010

La historia de mi fracaso


Mario Vargas Llosa para mí siempre ha sido ese escritor parte del boom, del cual he huído sin razón válida, ahora que lo pienso. En mi corta vida poca ha sido la experiencia literaria que he tenido con ese autor, la mayoría de veces obligado en el colegio, las otras por iniciativa propia, pero igual he fracasado. Y es un fracaso inexplicable, de esos que te das cuenta cuando ya hace un mes que dejaste el libro abandonado y no recuerdas por qué.

El primero fue con La ciudad y los perros. Siempre ha vagado por mi casa ese pequeño libro de hojas-biblia, letra pequeñísima, que no sé quién en mi casa compró, pero que de todos modos nunca me recomendaron (y eso que saben que yo leo). Recuerdo sólo una vez en la que me animé a leer las dos primeras páginas, y estuvo bien, y nada más, lo dejé porque ya estaba leyendo algo (tengo la manía de leer un libro a la vez).

Con El pez en el agua me fue mucho mejor, llegué hasta la mitad y de pronto no sé qué pasó. Me gustaban tanto los pasajes en que narra su infancia, la relación conflictiva de sus padres, y un Marito inocente que hacía competencias de pajas en el río; como también la parte política, su campaña para ser Presidente del Perú.

Otra obra fue La Guerra del Fin del Mundo, la historia de Canudos hasta donde sé, y que bueno que no sé más, para tener más incentivos. Es increíble cómo me arruinaron El Sueño del Celta en un artículo periodístico donde cuentan cómo termina el personaje principal. ¡Creen que por ser una novela histórica tienen el derecho de lanzarme un spoiler de tal magnitud! Respeten a los ignorantes de la historia pues.

La tía Julia y el Escribidor es de las más livianas que he leído de este autor, y cuando digo "leído" ya saben a qué me refiero: ojeado, zapeado, etc. Lo dejé en la página 80 porque ya iniciaban mis clases y soy traumado. ¡Cómo disfrutaba con la relación de Mario con Julita! Cómo leía deseando algún encuentro sexual (ese libro es muy sensual, lo puedo decir sin haber leído ni una escena erótica, pero en los diálogos, en las descripciones, en los labios de Julia, uno puede sentir mucha carga, mucha tensión sexual), y cómo quedé capturado por las historias intermedias, la primera sobre todo.

Ahora que Mario Vargas Llosa es premio nobel, y todo el mundo se afana de haberlo leído (hubieran visto a los políticos hablar de cuántas obras se habían gozado, y cuando les preguntaban por títulos, no sabían qué responder, malditos oportunistas), se me dio por revelar la historia de mi fracaso, decir que yo agarré un libro de Vargas Llosa y lo dejé por falta de tiempo, por falta de interés atribuible a mi corta edad (en ese entonces), o por simpe dejadez. Ahora que Vargas Llosa es Nóbel, me siento obligado a leerlo, no sólo porque en sus obras demuestra saber hacer uso de una magnífica técnica literaria, sino por el mismo hecho de ser peruano. ¿Se imaginan? Yo en el extranjero y de pronto una pregunta precisa: ¿Qué libro de Vargas Llosa te gusta más?; ¿se imaginan? Ser peruano y no saber nada de él, no, no, eso no puede ser. Y me veo en aprietos estando en el extranjero porque en el Perú no importa, en el Perú da igual si has leído o no a MVLL, o en todo caso, nadie te señalaría con el dedo, es normal.

Quizás por eso me siento obligado a leer MVLL, porque sin duda alguna ya no es sólo un peruano, es un ciudadano del mundo, y como tal, ahora sí da ganas de leerlo.

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jueves, 4 de noviembre de 2010

Experiencia desagradable 3: La chica del bus.

Subo al micro y me siento por la mitad, a lado de una chica bonita. No, a lado de dos chicas bonitas, la que está para el otro lado del pasadizo también lo es , sin duda, ¡qué pestañas! Cabello negro lacio, tez blanca bronceada, ojotes negros que te comen...Caracho, qué difícil es mirar de reojo. Duele. Mejor me detengo. Fijo la mirada al frente. Todos los asientos están ocupados, sólo la chica bonita no va acompañada. Ya ya, dejo de mirar.


El micro se detiene en el Óvalo Larco y suben dos señoras, una detrás de la otra, tanteándose por si el micro acelera, por si el piso lleno de petróleo les hace resbalar. De pronto me percato del olor. Huácala, petróleo. Una de las señoras se dirige al asiento vacío, a lado de la chica bonita, y ella le permite pasar, la señora se sienta, y de nuevo la chica bonita se acomoda, linda. De pronto sus ojotes-que-te-comen choca con la otra señora, y se da cuenta que no tiene fuerzas para sostenerse, que es de avanzada edad, y le cede el asiento. La señora de los rulos canosos y la bolsa marrón toma asiento, y la chica bonita permanece de pie junto a mí. ¡Rayos! Ella de pie y yo sentadazo. Era que reaccione más rápido, ¡distraído de miércoles! ¿Distraído? Bien que has visto todo con tus ojos perdidos...¡Qué mas da! Empiezo a ponerme de pie mientras le lanzo una mirada a la chica bonita, con toda mi caballería, ya me veo a través de mis ojos expresivos, quedando como galán, "Te cedo mi asiento, dama hermosa". Ella me mira extrañada, sorprendida, con un atizbo de burla en los ojos y caigo en la cuenta. ¡Atrás de mi asiento no hay nadie! ¡Diez asientos libres! La chica bonita no logra contener una sonrisa torcida. ¡¡Dios!! Ambos permanecemos de pie junto a mi asiento vacío y yo no sé qué hacer. Miro a mi alrededor y veo en el cobrador una mirada burlona. El chofer me mira por el espejo retrovisor y se ríe. Agarro mi celular desesperado. Marco el primer número que se me viene a la mente.

- Hola...qué haces? -digo, y no escucho la respuesta-. Ya casi estoy por llegar a la u -no sé qué me responden-. Sí...eh...nada-resoplo-. Ya casi llego, chau.

Bajo del micro simulando calma, mientras mis músculos se tensan y se relajan, se tensan y se relajan. Diría que tiemblo. Al arrancar el micro de nuevo, miro a la chica por última vez, por suerte no se fija en mí. Cruzo la avenida y entro a la Universidad. Una vez adentro hago lo mismo de siempre: le cuento a alguien y me burlo de mí mismo. Maldita manía.

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martes, 2 de noviembre de 2010

Nada


- Sabes, Nádroj, nos hemos salteado el año y medio...
- ¿¿No le hiciste entrada?? Qué raro...ni cuenta.
- Eso, me cansé de darme cuenta.
- xD.
- Aunque sí le reservé el día, el 02 de Mayo no hubo entrada.
- Jaja, ¿esperabas que alguien publicara algo?
- ¡NO!...no, fue una celebración en silencio, un descanso para el blog.
- Ah, vale, entonces no hagamos nada por los 2 años.
- Sí, mejor, nada...
- NADA.
- ¬¬ ok...

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lunes, 1 de noviembre de 2010

...ADYZA...

Cada noche tan igual como el viento se pierde entre el silencio, los ojos de Adyza se perdían entre las estrellas.
Cada noche, él la veía dormir.
Amaba su tranquilidad, su presencia, su esencia…así la veía dormir en los días en los que ella ni siquiera lo pensaba.
Nada cambió para él, nunca se lo dijo, pero ella era la que siempre quiso, en secreto y en silencio…la quería hoy, tanto y tan igual como hacia tantos años atrás.
Él guardó silencio, sus pensamientos la llamaban, no la quería despertar.
Era tan sencillo verla dormir y decirle cuanto él era ahora por causa de ella sin que los nervios lo delaten bajo su mirada.
Amaba esa mirada.
Él guardó silencio otra vez…
La veía de lejos, quería abrazarla, quería escucharla…¿pero qué haría?...¿ saltar ?...y es que había olvidado un detalle…debía cruzar todo lo que ahora se veía varios metros abajo, tenía que tener fé, tenía que creer que volaría, tenía que saltar por ella…quería saltar por ella y al llegar cuidarla hasta verla despertar.
Su locura era cordura al lado de ella…ella enfocaba su energía, ella era su energía.
Cada noche la veía…aun cuando ella ni siquiera pensaba en él.
El tiempo...parece ser sencillo, pero tantas veces puede doler, puede quedarse contigo…puede olvidarse de ti.
-¿sigues escribiendo?-Adyza preguntó
-no-él respondió-ya no, ya no hay razón-pensó, aunque no se lo dijo.
Aunque siempre hubiese llevado consigo un cuaderno para escribirle a ella, y solo a ella.
¿Qué más podía hacer?...solo verla irse…y hacer el intento de llegar…
Las estrellas cambian de color…o así se ve su luz desde la tierra…¿te diste cuenta alguna vez?
El color rosa de sus mejillas encajaba perfectamente con la armonía de aquel instante.
Y allí estaba Adyza…dormida, dejando el tiempo devorar la noche…sin sueños, o aquellos que él no conocía y quería estar dentro aunque sea solo una vez.
Se sentó a pensar…nunca le había dolido tanto cada latido, cada respiración…cada gota de silencio.
¿No te diste cuenta que a veces el silencio no sirve para no pensar?...
Recordaba y otra vez estuvo allí…haciéndote reír cuando menos lo esperaste…escuchándote cuando no imaginaste tener a alguien a tu lado…allí estuve, en silencio a tu lado y no te diste cuenta…él agitó la cabeza para olvidarse de todo…no podía…
No pudo, jamás pudo olvidar…
Adyza sonreía y todo para él cambiaba…era diferente todo desde que ella llegó…desde siempre…
Nunca se hubiera permitido hacerla llorar…nunca se hubiera permitido olvidarse del mundo que solo ella sabia crear…jamás hubiera permitido que algo la lastimara…
Quería decírselo…tal vez faltó decírselo cuando aún estaba ella allí…faltaron decirle tantas cosas…
Aunque en el fondo estaba seguro que ella lo sabía, que lo había entendido con sus actos, con su voz…con todo…ella sí lo sabia…¿verdad?...
Pero aun estaba allí al otro lado…al otro extremo viéndola dormir…
Mil maneras de decirte tanto…cuanto…
Sabía que tenía que hacerlo…
No sabía si al saltar caería y golpearía fuerte el fondo…pero tal vez volaba…o tal vez ella despertaba justo a tiempo y no lo dejaba caer…
¿Te acuerdas?… si tú, yo…si caes, yo contigo…Si me pierdo...me encuentras, Si te pierdes... yo contigo…y juntos leeremos en las estrellas cual es nuestro camino.
¿Te acuerdas?... Si te duermes, seguiremos soñando, que el tiempo no ha pasado, que el reloj se ha parado.
Y si alguna vez la risa se te vuelve dura, se te secan las lágrimas y la ternura, estaré a tu lado, pues siempre te he querido…pues siempre te he cuidado.
Y entonces estuvo listo… si no lo intentaba jamás lo sabría…si no saltaba jamás se perdonaría si el tiempo, adelante; le dijese que aquella vez hubiese sido diferente…y hoy, en ese instante, todo sería como siempre lo soñó.
Y entonces…saltó…
¿Y si estoy durmiendo yo, y no tú?- pensó en el aire –no me despiertes, le dijo, déjame verte dormir…
Perdón si te quiero más de lo que pensabas podía hacerlo, pero así te quiero…más allá de lo alcanzable…de lo impensable…de lo medible…allá, donde no se puede ver, donde solo existe el aire…la tranquilidad y la locura mezcladas…aun donde no me veías, donde no me sentías, donde pensabas que ya no te recordaba…allí te quería…te quiero…
Se mi razón, Adyza…y seré la tuya…


Pero jamás te cures de quererme,
pues el amor es como Don Quijote:
solo recobra la cordura para morir.

Quiéreme en mi locura,
pues mi camisa de fuerza eres tú
…y eso me calma, y eso me cura…

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miércoles, 27 de octubre de 2010

Los sedantes los consiguió con receta de su psiquiatra



Le tocaban la puerta. Ya voy, ya voy, caray. Le tocaban con insistencia. Que no hay prisa, tienen toda la noche, por la gran flauta.
Abrió recontra asado.
“¿Truco o trato?”
Una panda de infantes con los más variopintos disfraces estaba instalada en su jardín, frente a su puerta. Dos spidermans, una mujer maravilla, un Jack Sparrow y tres payasitos. Más lejos, a la altura de la verja, Mía esperaba fumando un cigarrillo. Cruzada de un brazo daba pitadas lentas y soporíferas, luego expulsaba el humo que casi no se veía, disimulado entre tanta neblina que había aquella noche.
Pánfilo Chávez tomó la bolsa de caramelos que había en una mesita junto a la puerta.
“Hala, mocosos, ahí tienen su droga”, decía mientras lanzaba puñados de golosinas como quien tira granos de arroz a las palomas. En realidad lo hacía todo como un autómata. Los ojos desorbitados, los dientes delanteros grandes y salidos. Parecía loco.
Por su parte, los niños se alborotaban. Le pisoteaban el jardín en el afán de recoger caramelos de limón y chicha morada, gusanitos de goma, huevitos dulces y granadas de chocolate. Mientras Pánfilo, en realidad, tenía la mirada clavada únicamente en Mía, lejana, distante. Mía, tan ajena esa noche de brujas como cualquier otra noche.
Tiró el resto de la bolsa al aire, dejando a los niños abalanzarse sobre los caramelos esparcidos en pleno vuelo. A cámara lenta. Saltaban, daban manotazos, sonrisas chimuelas. Extendían las extremidades en medio de una lluvia de chuches multicolores.

Hola, Mía. Mía por siempre.
No me hace gracia, Pánfilo.
¿Quieres ir a ver una peli?
Tengo que cuidar a los mocosos.
¿Oh, pero si no tuvieras que, saldrías conmigo?
“Por supuesto que no, engendro”, pensó Mía, pero qué rayos. Una mentira piadosa:
Sí, claro, no he hecho planes.
Excelente. Su mirada de contento era un tanto perturbadora.
No lo había notado, pero últimamente estás un poco raro, Pánfilo Chávez.
Así me han dicho.
Y ya no se te ve tanto por el barrio.
No, no salgo mucho a la calle.
Desde aquel colapso que tuviste hace como…
Ya, ya estoy curado.

En el barrio, aquella noche silente soplaba con un viento frío. La luna llena asomaba majestuosa y blanca entre dos nubes grises y esponjosas que no se apartaban nunca de su lado. Tres calles más arriba, otro grupo de chiquillos correteaba por la pista vacía. Algunos jugaban con los aspersores de un jardín muy grande, mientras otros se sentaban sobre el pasto examinando su botín.

¿Y qué película quieres ver, Mía, por siempre mía?
No es gracioso. Y ya sabes que no puedo, Pánfilo.
El joven se encogió de hombros:
Pero si ya no tienes que cuidar a los niños.
¿Qué me dices?
Sí, míralos. Están todos tiesos, tirados en mi jardín. Puse pequeñas dosis de barbitúricos entre los caramelos que les administré. Tienen para cinco horas allí, todos como estatuas. La noche es nuestra, Mía, por siempre mía.

En efecto, los críos estaban todos desparramados por el jardín, sedados en diferentes posiciones. Los más gorditos y grandes todavía no asimilaban bien la dosis. Movían las mandíbulas y trataban en vano de gesticular. Pronto se quedaban dormidos, con un hilo de saliva bajándoles por la boca.

¿Pero qué has hecho?
Mía se tomó la cabeza con las manos. ¡Tarado!, iba de niño en niño, ¡mongolo!, los examinaba, ¡animal!, comprobaba sus respiraciones. Volando, entró a la casa de Pánfilo para llamar a una ambulancia.
El joven se quedó afuera, contrariado.
Aún no me has dicho qué peli quieres ver, se quejó.
Tenía esos ojos desorbitados y esos dientes delanteros exageradamente grandes… 

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lunes, 25 de octubre de 2010

Claire


Claire despertó bruscamente, con una punzada de frío tras aquel primer grito. Pero fue al segundo que creyó que era real. Alguien llamaba a través de la reja, golpeaba desesperadamente los fierros oxidados que día a día se juntaban con la arena del suelo. Cuando llegó sudada a la puerta de entrada, creyendo que Fermín había enviado a alguien a esas horas de la noche, pensó que sólo de lo peor se podía tratar. Si no le hubiera resultado extraño el hombre que la miraba a través de los vidrios inexistentes, inmediatamente hubiera salido corriendo tras él.

- Sí, diga –dijo con toda la determinación que pudo. “Muéstrate valiente”.
- Estoy con fiebre, y aún estoy a medio camino de a donde voy…

Incluso en la oscuridad, el hombre no podía disimular su malestar. Tenía sudor en la frente, y se apretaba las muñecas una y otra vez. Aun así, sonreía al hablar.

- Tiene mucha fuerza para tener fiebre. Casi me quedo sin alma a causa de sus golpes.
- Siempre he sido muy fuerte –sonrió el hombre-. Pero me temo que para el amanecer alguien me encontraría tirado al pie de un árbol, devorado por lobos.
- Le duelen las muñecas –era lo que más le inquietaba. “Quizás llevaba esposas”.
- Sufro de los huesos y con este frío… -la miró cauteloso, leyendo en sus ojos el motivo de su miedo-. ¡¡Usted cree que soy un criminal y que me he escapado!! –exclamó divertido-. No, no, mi lady, mire usted mi piel, si me doliera a causa de esposas mi piel seguiría al rojo vivo. Yo sólo tengo fiebre –y acercó la frente entre la reja-. Usted quiere pruebas, tóqueme.

Claire posó su mano, y descubrió no sólo que el hombre ardía en llamas, sino que llevaba buen tiempo sin poder asearse. Aunque no lo mencionó.

- Mis costumbres me obligan a auxiliarle, espero que usted sepa valorar eso –dijo de memoria la fórmula antigua, aunque sabía muy bien que era inservible-. Entre.

Le abrió la reja y el hombre se deslizó, suave y débil, volviéndose a cada paso que daba, más pálido de lo que ya era.
Cuando terminó de prepararle un sitio cerca al fuego, le preguntó si necesitaba algo más.

- Quisiera bañarme.
- Está con fiebre, no es lo mejor.
- Es curioso que recuerde la fórmula antigua y se haya olvidado de todo lo demás. El agua fría nos calma un poco.
- ¿Qué fórmula antigua? – “Dios, ¡¿qué he hecho?!”
El hombre sonrió y prosiguió.
- Necesito bañarme, usted comprenderá – y con su mirada lo dijo todo. Esa mirada ámbar tan deliciosa, se tornaba color rojo sangre ante sus ojos, con tanta facilidad como se expande el vino derramado sobre el mantel.

La muchacha profirió un grito y cayó de rodillas, con la cabeza sumisa en dirección al suelo, vigilando los pies del hombre, rezando para que no se moviera.
El hombre soltó una risotada, tan grotesca y despiadada, que Claire pensó en un instante que se desvanecía. “Tiene que funcionar”.

- Me sorprendes… –el hombre comenzó a andar en círculos alrededor de ella, que seguía arrodillada y con la cabeza gacha-. Primero la fórmula antigua, y ahora el círculo de protección del sumiso. ¿Cómo sabes todo eso? –preguntó divertido.
- Por favor vete…
- No puedo…estoy intrigado. ¿No entiendes? Conocimientos tan valiosos, ¿cómo llegaron a ti?
- También desciendo de vampiros.

El hombre se detuvo en seco.

- Pero no eres vampira –la acusó.
- No.
- ¿Cómo es posible?
- Haz el amor con una mortal y tu hija lo hará posible.
- ¡¡Está prohibido!! –gritó escandalizado.
- Como está prohibido matar a alguien que te recibe con la fórmula antigua, como está prohibido romper el círculo del sumiso –respondió gimiendo-…Pero dime…si es así, ¿por qué sigo temblando? –empezó a llorar.

Una chispa de luz aclaró el tono rojo sangre de sus ojos:

- Porque toda regla puede ser rota, y cualquier vampiro puede ser maldito…

Claire no dijo nada. No tenía más armas, “sólo la esperanza de todo ser mortal”.

- Siempre quise ser maldito –dijo riéndose.

Lo último que supo Claire fue que el fuego se apagó y su cuerpo cayó sobre el suelo, mientras su mente luchaba por no perderse. “Prefiero morir”.

La oscuridad reinó.

Cuando despertó, seguía tirada sobre el suelo de madera, ya había amanecido y el vampiro se había ido con la noche. No la había tocado. Sus vestidos estaban intactos. La había dormido. La había asustado y se había retirado. No podía odiarlo, no le había hecho daño. Cuando salió a la puerta, ésta seguía cerrada con llave. “No fue un sueño. Desperté en el piso”. Buscó alguna señal, algún indicio, una huella. Pero el vampiro había borrado sus pasos con la misma sutileza con la que entró. “La única huella que dejan es la de su mordida”, recordó las palabras de su madre, e instintivamente se tocó el cuello. Nada. ¡Nada! Salió corriendo de felicidad, hacia la acequia que pasaba por detrás de su casa, y se arrodilló para lavarse la cara. Casi cae de bruces al agua. Un dolor intenso le cruzó la entrepierna. Desesperada se tiró al agua y se desnudó echada, como pudo, casi inmovilizada por el dolor. Primero tanteó con sus dedos su zona íntima y sintió algo tibio que le brotaba. “Sangre”… “me penetró…”.

Cuando acercó la mirada a sus partes descubrió que era algo peor. Dos orificios rojos sobresalían de su monte de Venus.

“Éste es mi último día como mortal”.

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martes, 19 de octubre de 2010

Él sólo quería 50 euros para su Kindle


El joven sólo necesitaba cincuenta euros más para comprarse un kindle, y los necesitaba ya porque el dinero en la mano se le iba chorreando en forma de cositas sin importancia y en su enamorada y ropa. Miércoles, hasta que, no sabe cómo, por culpa del amigo de algún amigo, llegó de recomendado a un piso viejísimo en la cuarta planta de un edificio del barrio del Raval.

-Buenas, yo solo quiero ganar algo de dinero, cash, rapidito. Para qué soy bueno.

Estaba encorvado, puesto que su metro setenta y siete era demasiado para el semi piso, semi alquilado donde un latin pobre, echado en su colchón, le escuchaba mientras miraba algún canal boliviano por la tele.
Primero tenía que pasar la entrevista.

-¿De dónde eres, man?
-Perú.
-¿Cuánto tiempo en Barna, man?
-Tres años seis meses.
-¿Familia, man?
-Una madre y cinco hermanas.
-¿Escuchas reguetón, man?
-Sí, señor.
-¿Daddy Yanki o Héctor el Bambino…man?
-Pregunta con trampa. Todo el mundo sabe que aquí sólo se escucha Tego Calderón, póngale sazón.

Llenaba muy bien el perfil.

En la calle y con la bolsita negra en el bolsillo, se cag*** de miedo. Volteas en la esquina a la derecha, saludas al vago sentado al lado del container con la señal de la pandilla para que te deje pasar, caminas dos calles, giras a la izquierda y te metes al edificio más viejo y más feo que veas. Dentro, subes por las escaleras, nunca por el ascensor porque te cuadran, y tocas la tercera puerta, tres veces primero y luego cuatro.
¿Y qué hay en la bolsita?, había preguntado el joven. “Lo mejor es no preguntar”, le había dicho su contratador, “tú solo lleva el paquete”.
Y eso había hecho.

Babú le había entreabierto la puerta y ahora lo examinaba detrás de sus cejas espesísimas como dos escobillas de lustrar zapatos. Ni hablemos de su barba.

-¿Tú tener el paquete?
-Sss…sss… ¡sí! -había tartamudeado. Para los que no creían que las monosílabas también se podían tartamudear.
Se sacó del bolsillo de la chaqueta la bolsita negra y se la entregó al señor moro. A cambio recibió el pastón de doscientos euros, en billetes de cinco para colmo. O sea un fajazo de plata que tuvo que guardarse en los calzoncillos para colmo de la paranoia.

De vuelta con su contratador, le explicaron lo de la paga.
-Cien euros para el jefe -dijo éste-, uno que no debes conocer.
Vale, pensó el joven, aún quedaban cien.
-Cincuenta para mí, el primer intermediario.
Eso significa que los otros cincuenta para mí, pensó el muchacho, contento.
-Treinta para ti, y los otros veinte para Babú. El muy idiota nos pagó de más y aquí los tratos se hacen limpiamente, porque los moros son bravos.

De vuelta en el piso de Babú, el joven no sabía muy bien cómo explicarle que le había pagado veinte euros de más, ojalá no se enojé el señor moro.
Le entreabrieron la puerta. El bigote de Babú asomó primero.
-Hola, Babú. Mira, que me diste veinte euros de más.
-Oh, gracias. Tú ser honesto. Quédatelos.
-Muchas gracias -reverencia hasta el piso.

......
Al otro día fue y se pidió su Kindle por Internet. Le llegó el paquete a los cuatro días hábiles. Bien contento, se dijo nunca más con los latin, si ya tengo lo que quería.
Sonó el teléfono.
Era su contratador. Quería que le llevara otro paquete.
-Lo siento, renuncio.
-¿Renuncias? Jajaja -risa de mafioso-… ¿en serio crees que renuncias, man?
-Este… sí.
-Caramba, man. Así no juega Perú. Eres una falla, man.
Y colgó.

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martes, 12 de octubre de 2010

Mi Vicio

Como algunos saben mi vicio son los videojuegos, con estos crecí y creo que nunca los dejaré de jugar aún si es que ya los he acabado me gusta volver a jugarlos jeje. Aca les dejo un video hecho por mí jugando Contra III del Super Nintendo pero sólo he grabado las partes de los bosses o jefes o mostros como quieran llamarlo =), ojalá les guste y ojala lo vean también U_U...Enjoy it!

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viernes, 8 de octubre de 2010

Habichuela's music

Habichuela hace todos los instrumentos y la cantada, pero la pandereta soy yo.




Estaré respondiendo en los comentarios, dice, como si tuviera hartos fans.

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viernes, 24 de septiembre de 2010

Situaciones Tipo ~memorias de un osiptelino.



Si tienes (o quién sabe tendrás) un trabajo de volantero o informador (entiéndase por esto a: volantero a secas que reparte papeles que ni lee, o, volantero que hace detener a las personas para explicarles el papel que ya leyó, o, volantero que hace detener a las personas para explicarles el papel que ya leyó y, además, resuelve problemas (éste tiene más level)), seguro que entenderás, o te servirá, estos tips que iba armando en la mente cuando era osiptelino y me paraba bajo el sol, con las manos sucias después de haber armado un toldo de fierros oxidados, dispuesto a detener a la amable gente que iba por la calle, sin problemas, y amando al prójimo (claaro xD).

Situaciones Tipo:

  • La madre que mete el coche del bebe entre la gente para pasar, apuradísima:
Wingerr se va decidido, mirando hacia otro lado como para que la señora no crea que la detendrán, aún así, ella sigue metiendo el coche, mirando de reojo. De la nada, cuando se encuentra lo suficientemente cerca, saz! Wingerr gira su rostro y empieza a hablar sin darle oportunidad a que le corten:

- Buenos días, señora, estamos en una campaña de información, soy de Osiptel...bla bla bla...usted tiene algún problema con sus servicios?

La señora, sacudiendo la cabeza ante el primer impacto, reacciona:

- No no, disculpa, estoy apurada.

Mm...momento de usar el segundo truco: Wingerr mete el pie derecho entre las ruedas del coche. Listo. La señora empuja y se da cuenta que le pisa, no se atreve a seguir.

- Bueno... -[voz de inocente mode on]- ¿Me permite tomarle sus datos? -no es que quiera saberlos, pero me obligan.
- Ok...-chiquillo del demonio...

  • La chica bonita que deslumbra y no deja concentrarse caracho!:
Wingerr, arrecostado en la camioneta, aburrido, mira hacia el parque =O!!! Corre inmediatamente antes de que sus compañeros se la ganen.

- Buenos días -qué hermosa eres- estamos en una campaña de información -por favor detente- eh...y, ah sí, soy del Osiptel, no sé si habrás escuchado sobre el Osiptel -y le sonríe, pero como ella no dice nada, sigue-. Bueno, es un organismo...bla bla -ojalá tuviera algo más que decirle- bla bla -¿cómo qué?!- bla bla -ya casi acabo u.u...- ¿No sé si usted habrá tenido algún problema? -Ud! Usa el tú! >.>...

- No, nada, pero gracias -y sonríe, sonríe!

Wingerr, sin darse cuenta que la mira más del tiempo permitido, le pide sus datos:

- Eh...cómo te llamas?
- Qué? -sonríe y se sonroja.
- ¡Disculpa! -disculpa?- es sólo la forma que controlan que trabajo... -aunque sí quiero saber tu nombre...

La chica-que-deslumbra le da sus datos, le mira, Wingerr la mira y sonríe, ella sonríe, él no dice nada, y ella se pregunta si debe irse, da el primer paso y Wingerr no dice nada, da el segundo y Wingerr la sigue con la mirada: Lo siento muchacha linda, tal vez teníamos un destino juntos (y apunta su nombre en la lista de las futuras posibles esposas dejadas al viento).
xDDDDD.
.......................

Por ahora sólo estas dos, ahora mismo el ki de mi papá está en 75%: quiere entrar D: (xD).

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lunes, 20 de septiembre de 2010

Escucharte hablar...

"Es hermoso tener un tiempo con el Señor (oración) para conversar con él, para sentirlo cerca, sentir su amor, sentir su misericordia, decirle nuestros problemas, decirle tantas cosas...pero también es muy importante que dentro de ese tiempo que estamos exclusivamente con el Señor, nos tomemos unos minutos...para callar...y escuchar su voz =)"


Un cover hecho por mí =)

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martes, 14 de septiembre de 2010

Yaco y Yuca 01 - Alócate


Ahora es el turno de Yaco y Yuca, algunos ya los conocen por sus ocurrencias, bueno, mis ocurrencias jeje. Cuesta hacer historietas como estas, no por los diálogos sino por dibujar en el maldito Paint porque demore 30 min en hacer la primera historieta y terminé stressado, así que ahí les va...

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Bajando...

Hay una araña en tu zapato, a las cuatro de la tarde, hora mágica y nublosamente blanca,  cerca de la constelación más cercana, donde un día amaste a la cosa más cálida que pudo haberle ocurrido a la vía láctea. Hace tiempo que se estrelló un cohete contra mi porche, matando a mis amigos. Qué lástima, caminar. Pero precioso también, y silenciosamente silente el viento en los oídos, las instantáneas de la noche, la desolación en Larco, imaginariamente lejana. Pero no quiero oír de ti, solo quiero irme, recontra down y no dormir. Llegar a casa y hallar gente, un presente alternativo donde no haya toneladas de atmósfera a mis espaldas, solo una razón por más pequeña, con alas. Ahora, te ordeno, contándote que como nunca he pensado morir recordando, abrir una grieta y drenarme la sangre en una habitación ingrávida, vacía de astronautas. Ven conmigo y compremos un gato, matémoslo de alegría, pero matémoslo. Mientras la vida  gire y gire copiosamente, mortal y fértil a nuestro alrededor.

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domingo, 5 de septiembre de 2010

El hombre de la sustancia maleable (II)


Siempre que el hombre la volvía a ver, su sustancia le sonreía a lo lejos, cómplice. Todos los días dedicaba un tiempo a contemplar la escena y se volvía tranquilo a su casa, incompleto. Todos los días, hasta que ella se dio cuenta. Cuando ella se dio cuenta, curiosa, agarró la sustancia con las dos manos, y se la envolvió como bufanda, emocionada, pasaba las horas dándole forma a su antojo: un sombrero, una sandalia, un llavero de perro; y en cada forma que la sustancia adoptaba, la cajita a lo lejos sonaba de dolor. Auch, auch. Sonaba y aullaba. Todas las noches, el hombre escuchaba los lamentos y perdía el sueño. Todas las noches, la sustancia se quejaba y hacía eco en la cajita.

Hasta que no pudo más. Se dirigió a ella y le exigió. Le exigió su sustancia, que sufría y sufría en sus manos sudorosas. Pero ella sonrió y le besó en la frente como si fuera un enfermo, y le ofreció, de vuelta, con todo corazón, en bandeja, su sustancia pálida. El hombre la tomó entre sus manos, y la sustancia se escurrió, la sostuvo, y cayó en ella, una y otra vez, se diluía entre sus dedos. El hombre luchaba por mantenerla, y la sustancia que, tristísima, se aferraba a ella. Después de varios intentos, la muchacha, cansada, comenzó a caminar, empezó a alejarse sin decir otra palabra. Y el hombre empezó a correr tras ella, el hombre se esforzaba en demasía; pero la muchacha era más ágil, más agraciada, y el viento la levantaba y la hacía flotar; y él, tan vacío, se hundía y se hundía, con cada paso en la tierra. Terminó tendido en el suelo, de bruces, mientras escuchaba en su cajita, a la sustancia triste y confundida.

Volvió a su casa y no quiso salir.
Días, semanas, meses, se escondía de la sustancia que lo llamaba a lo lejos. Empezó a odiarla. ¿Para qué me llamas, si no me haces caso? ¡Calla! ¡Cállate! Enloqueció. El hombre desesperado corrió al bosque y empezó a recoger madera, por aquí y por allá, cortó ramas, cortezas, y hojas secas; y las unió, las pegó, y las dejó secar al sol. Cuando estuvo lista, selló la cajita en su pecho y esperó. Esperó...¡el ruido se había ido! La sustancia no se escuchaba más. Fue feliz. Salió de nuevo y respiró el aire fresco, el cielo que seguía siendo azul, el pasto verde que le escocía los talones y le irritaba.
..............
Continuaba.

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