jueves, 26 de marzo de 2009

Tira (no) cómica.

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martes, 24 de marzo de 2009

El piojo resentido


Depositaba un poco de sangre en un tazón sucio y bebía con amargura. ¿Qué lo había empujado a tener esa vida en el exilio? Era un piojo en una cabeza de calvo. Tenía su cabaña en aquella solitaria islita de cabellos negros y meditaba a diario sobre el motivo piojil de su existencia.
Era un piojo ermitaño, se había recluido, asqueado de la sociedad piojil, harto de sus orgías y excesos. ¡Oh, sí! Lo había visto ya muchas veces. Así lo narra:

Al principio eran solo unos pocos colonos los que llegaban a la cabeza de turno, en los albores de la comunidad. Pero los insensatos muy pronto se reproducían y antes de darse cuenta, legiones de piojos vivían y comerciaban en la nueva y efímera metrópoli. Entonces los días estaban contados, era cuestión de tiempo hasta que el anfitrión tomara consciencia de nosotros y emprendiera el exterminio. Primero atacaba nuestro espacio. Un buen día aparecían naves de metal inmensas en el cielo que depredaban nuestros bosques. Así sin previo aviso, los más jóvenes que, desafortunadamente, trepaban a esas horas las partes más altas, caían al vacío. Algunos lográbamos pegar un buen salto y nos sujetábamos de una rama resistente, entonces bajábamos y corríamos a casa a refugiarnos en nuestros escondites.
Muy pronto todo pasaba, venía la calma y salíamos a las calles a ver en lo que se había convertido nuestra comunidad. Muchos de los nuestros desaparecieron para no volver. Los llorábamos en silencio, conscientes de que ya no había tiempo para lamentarnos.
Segundo movimiento. Inundaciones químicas. Eran días y semanas de continuos embates y derramamientos de líquidos tóxicos sobre los restos de nuestra metrópoli. Para entonces a algunos ya nos parecía suficiente guerra. Durante esas últimas etapas, los más jóvenes de nosotros saltábamos en busca de otros rumbos, viajábamos a nuevas tierras en las cuales poder restaurar nuestra cultura. Atrás dejábamos a los más viejos, a los que habían crecido amando las antiguas tierras y, ante el inminente final, no hacían más que sentarse frente a sus puertas a esperar tranquilos a la muerte.
Nosotros no nos quedábamos para ver eso. Viajábamos, aventureros, emprendedores.


Un buen día yo me descubrí en una joven cabeza. Poca caspa, abundante cabello, las condiciones necesarias para la vida. Me instalé con discreción en una porción de bosque de trópico y viví con humildad. Pero, ¡Oh, qué desgracia! Poco tiempo pasó y descubrí que otra pareja de piojos colonos había descubierto mi nuevo mundo, e incluso que ya habían empezado a reproducirse. Nacían unos tras otros, se multiplicaban en razón geométrica como asquerosas pulgas.
Antes de darme cuenta ya tenía jovenzuelos merodeando de noche por mis tierras. Afortunadamente yo aún conservaba la vitalidad necesaria y salía en las madrugadas a darles caza. Mataba a cuatro o tres por noche, el resto huía. Cuánto me regocijaba con el ejercicio de defender lo que era mío. Lástima que muy pronto me veía superado en número. Cada vez eran más y ya no podía lidiar contra ellos. “Deja de matarnos y vive con nosotros. Enséñanos tu ciencia”. No pasaban muchos días y tenía que verme forzado a compartir mis dominios, a enseñarles a producir, a trabajar y vivir, siempre obligado, nunca por mi propio deseo.
Prosperaban, como siempre lo hacían. Siempre crecen y fundan pequeñas ciudades interconectadas, desarrollan medios de comunicación, arte y diversas manifestaciones culturales. Malditos ellos, se enriquecen y oprimen unos a otros, progresan maravillosamente y se jactan creyendo que reinventan la civilización. No saben que su florecimiento será su tumba. Sus vicios los matarán, sus excesos los borrarán del mapa. Porque al final el anfitrión se da cuenta.

En medio de la noche, en una de esas orgías de celebraciones por el día de San Piojo-Colono-Pionero, fundador ilustre; una extraña y gigantesca máquina aparece en el cielo y con largas placas de queratina remueve los edificios, las junglas tranquilas. Tiemblan todos ellos, sorprendidos en su lujuria y se ven corriendo en medio de la noche al refugio más cercano.
Me largo a la primera oportunidad que tengo, consciente del fin de aquella nueva civilización. Ellos se ríen y me dicen: “Está bien, vete si no nos conoces lo suficiente para darte cuenta de que nos sobrepondremos”. Es cierto, levantarán otra vez sus redes y edificios. Ya tienen incluso obreros trabajando en la reconstrucción del palacio general. Pero yo sé que esto no ha hecho más que comenzar.
Me hubiera gustado quedarme a verlos morir.

Sí, cuántas veces he visto repetirse esta historia. Tengo muchos años piojiles sobre mis espaldas, pero aún conservo la fuerza para vivir, el ímpetu necesario para salir a llenar mis alforjas con alimento y volver al final del día a reposar, sentado bajo el portal de mi cabaña. Estoy aquí en esta cabeza de calvo, autoexiliado, un piojo ermitaño en la lejanía donde no llegan las noticias de los míos. Vivo a mi gusto y en mis propias reglas, con lo justo para sobrevivir, sin hacer ruido, sin llamar la atención del humano.
Solo que cada noche, ¡ay! Cuando me recuesto en mi cama, cuánto añoro el calor de una jovenzuela loca y cariñosa. Pero miro a mi alrededor y me doy cuenta de que no tengo a nadie a más que a mi mismo.
Entonces la desesperación me invade y busco vano placer en la bebida. Agoto mis reservas en la despensa y me quedo inconsciente hasta el otro día.●

Nuestro amigo el piojo despierta una mañana con resaca, tendido en su jardín. Ese día camina sin parar, recto hasta el norte, donde empiezan los cabellos cortos y en formas de duna. Mira al precipicio, a los ojos grandes como mares y a los párpados, pestañeando en milésimas de segundo. Hoy no tiene el valor para saltar, pero yo sé que, abrumado, algún día… algún día.

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sábado, 21 de marzo de 2009

A veces el frio te recuerda algo o talvez es el calor, a veces es la noche o talvez es el fuego, también puede ser el mar, su sonido, la brisa, y por supuesto el tiempo.

La tendencia, no pensar más que en lo que se ve, la tendencia, no recordar.

Y así se me presento todo, con una llama de fuego, no tan quieta, pequeña, casi inmóvil y era
blanca, sí; era blanca.

Sabía que no podía tocarla, sabía que mi piel no lo soportaría, pero igual, talvez no la haría en lo físico, pero si lo imaginaria, soñaría.

Cerré los ojos, y busque entre tanto que creí olvidado. No iba a despertar hasta comprender porque había regresado, no me iría sin entenderlo y menos aun sin intentarlo.

Y fue así como empecé a caminar, no corrí, quería disfrutar cada instante, cada una de la cosas que en el paso del tiempo me dieron aquello que hoy , pienso, faltaba.

Y entonces tropecé, y es que es claro, cuesta crecer, duele crecer, no me puedo equivocar, y es que el sol esta tan cerca a veces, tan cerca, pero ¿alguien sabe cómo es realmente?, esto de caer, esto de irse al fondo.

¿Olvidarse de todo?, imposible, ¿y si me olvido de seguir soñando?, lo peor, no sobrevives. Y sin escritura?, ¿sin mi literatura? ,el mundo te aplasta. Y allí sigo, pensando en el camino, solo en un ambiente físico, acompañado en un ambiente espiritual, eso basta.

Vamos, dime si esta allí, ¿lo estás?, por favor, dime, ¿estás allí?.

Quienes , hay personas con alas, quienes andan por el suelo; quienes caen y quienes pierden, en el camino su cielo.

Si estás aquí búscame, necesito de tu sueños, si estás aquí llámame, necesito de tu vuelo.
Si estás aquí sálvame, que sin ti, me pierdo.

Y vuelvo a girar, caigo de rodillas, y todo se me hace negro. Me pongo en pie otra vez, esta vez no veo mas allá, todo es oscuro, muy oscuro.

Pero siempre, allí, el calor, la presencia, se que vas allí, estas a mi lado, pero no lo sé, solo lo siento, no te escucho, pero lo percibo.

Quienes han sido elegidos, por una infancia sin ruinas. Para marcar el destino, de poetas y de lunas.

La perdí, ya no veo la llama de fuego, y tengo 7 caminos que seguir ,creo que no será esta vez, no hoy.

Se que allí va, se que allí estará, no se ira, la encontrare, no sé si será hoy o mañana, pero lo hare.

Si estás aquí búscame, necesito de tu sueños, si estás aquí llámame, necesito de tu vuelo.
Si estás aquí sálvame, que sin ti, me pierdo.

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viernes, 20 de marzo de 2009

Jack, el pirata del parche de gasa.


Jack Yntenguil Chess, se presentó a sí mismo una tarde de Febrero. Cuando los ánimos no me daban para atender a clases, él me llamó por el costado de la página y me guiñó el ojo. Lástima que sólo sabe guiñar con el ojo izquierdo u_u.

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miércoles, 18 de marzo de 2009

Chris Moore

Si todavía lo recuerdo… había que comprarle un libro a Wingerr, porque no nos sabemos regalar otra cosa y también que nos regalamos muy poco. Y mirando por ahí en una librería cuyo nombre no recuerdo, me llamó la atención esta portada:



Se ve chistoso, me dije, le eché una ojeada a la primera página y me quedé como si en biblioteca. Al final lo compré. Tenía muchas ganas de leerlo antes de regalárselo pero como Wingerr es quisquilloso con los libros que le regalan y siempre los quiere inmaculados de leída alguna, ni modo. Como 5 meses después (según él no tenía mucho tiempo) lo leyó y le gustó, que el personaje era gracioso y uno se encariñaba con él y las situaciones eran bien cómicas, etc.

Y entonces me piconié y como también por esos días yo quería aprender a escribir chistoso (sigo queriendo T_T), me compré Chúpate esa (fea la traducción del título) otro libro del mismo autor, digo, para no leer el mismo que wingerr y porque tampoco lo encontré en las librerías.


Mucho vampiro, harta sangre, un gato gigante, mucha sátira a los adolescentes, una mujer pitufa, y una niña gótica que parecía Luna Lovegood, pero en gótica y media bitch.


Tres semanas después (tampoco tenía yo mucho tiempo y hábito) me resultó un libro bien gracioso que me sacó una que otra carcajada (nunca como los de Bryce) y al terminarlo, luego de unos días me topé con otro: El ángel más tonto del mundo, y lo mismo que el anterior, mucha sordidez, esta vez mucho cuarentón gringo, mucho muerto viviente, mucha sátira social y un final bien divertido casi a lo resident evil.



Para qué más. No serán libros trascendentes ni algo así, tampoco creo que lo pretendan, son simplemente como chupa chups en una mañana de ocio.

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domingo, 15 de marzo de 2009

Escribidor

..............

Nadroj: mmm...quiero ser escribidor
Wingerr: En una entrevista, Mario Vargas llosa dice que en su novela usó esa palabra de forma despectiva. Será, no recuerdo qué mas dijo, lo leí de volada.
Nadroj: Jeje. En mi clase de castellano, con otras palabras parecidas, dijo la profe q no son correctas, osease, si ya existe escritor, escribidor ta de más.
Wingerr: Escribidor me suena a un escritor que solo usa una maquina de escribir.
Nadroj: A mí me suena a mecanógrafo, tipeador.
Wingerr: Ajá, a digitador.
Nadroj: Cualquiera q escriba pero cosas q no sean literatura.
Wingerr: No, puede escribir literatura, pero en una maquina de escribir u_u.
Nadroj: No, si escribe literatura de su cosecha, ya es escritor. Escribidor es uno carente de arte,
nomás escribe papeles, documentos, actas, trabajos.
Wingerr: Estoy de acuerdo con que escribidor tiene una connotacion despectiva, el mismo sonido de la palabra sugiere eso; pero yo sigo creyendo que sí puede escribir literatura, pero de forma mecánica, o sea, uno que no es muy bueno, que solo escribe y escribe por montones y sin editar nada (y sin estilo).
Nadroj: Pos diccionario manda.
Wingerr: Jajaja, sacó la carta del diccionario.
Nadroj:

escribidor, -a
s.
1 ant. Persona que escribe al dictado
2 col. Persona que escribe mal o que es mal escritor

muajaja!

Wingerr: ajajajja
Nadroj: Sal oe.
Wingerr: Bah.
Nadroj: Primero sale mi acepción.
Wingerr: Lee la segunda acepción, a mí me sale esa primera.

escribidor, ra. m. y f. coloq. Mal escritor. || 2. ant. escritor.
Microsoft® Encarta® 2008. © 1993-2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.


conclusión: los dos tenemos la razon

Nadroj: Encarta.
Wingerr: Pleitista.
Nadroj: Sal oe. Usa un diccionario de los q recomienda mi profe de castellano.
Wingerr: La encarta tiene el diccionario de la RAE.
Nadroj: La rae, el Clave es el diccionario del pueblo.
Wingerr: ¿Pueblo español?
Nadroj: Del pueblo.
Wingerr: jaja, ¿del pueblo (y punto)?
Nadroj: u_u.
Wingerr: La rae no registra la acepción por la que te inclinas, pero yo admito las dos, intransigente. (=O yo usé esa palabra xD!).
Nadroj: ¿qué tiene que uses intansigente?, pollito, ta bien, move on.
Wingerr: xDDDDDD. Listo, tiene las dos acepciones y punto u_u.
Nadroj: Eso no lo niego, nomás digo q la mía sale primero.
Wingerr: ¬¬ Los últimos seran los primeros.
Nadroj: xD.
...............
Fuente: msn xD!

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viernes, 13 de marzo de 2009

La clase

Roberto explicaba diseño periodístico frente a una clase honestamente desinteresada en su materia.
Una gota de sudor recorría su frente cada vez que comprobaba que sus más elaboradas explicaciones y metáforas didácticas no surtían ningún efecto sobre su clase:
-Una pareja allá al fondo se apachurraba entre suculentas besuqueadas.
-Una tía robusta de las primeras filas leía La Vanguardia sin más reparos.
-Y por si fuera poco, carpetas más acá, un grupo de más o menos 5 o 7 alumnos emprendían una misión virtual en mundo de Warcraft, pasando olímpicamente de la clase.

Era así todas las semanas. Cada viernes de 8-9 Roberto le explicaba su clase a la pared. Exponía acerca de la importancia de los elementos de la página, los tamaños y márgenes, parloteaba sobre las zonas donde más se suele posar la vista en una portada de diario y etc.… “condenados mocosos…”.

Un día Roberto llegó con un revólver escondido en los pantalones, cerró el salón con llave y le pegó un tiro a todo el mundo. "Ay, qué alivio", dijo.

“…cuán útil es la literatura para cuando no puedes matarlos en la vida real.”

Roberto, el profesor matón.


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jueves, 12 de marzo de 2009

..The shadow of the day....

Ser la cosas en grande, nunca suficiente
dar un paso adelante, siempre estar conciente
de que mañana la rapidez de tus días
será igual a la de tu mente
será igual a la corriente
será igual..
Una gran sonrisa, un premio o dos
ser omnipotente ,ser consecuente,
constante ,eficaz y eficiente
cuando mañana todo sea competición
entre tus días y tu mente
tu corazón y la corriente
entre tu..
No soñar,
pisar descalzo y mucho mas fuerte
ser uno mismo individual
nada y todo de otra gente
Porque mañana sabrás que eres tù
entre tus días y tu mente
tu corazón y la corriente
que eres..
sino
el compromiso de alguien mas
el jefe de alguien mas
el piso de alguien mas
el sueño, el peón, la sonrisa de alguien mas
la vida de alguien mas
el sueño de alguien mas
la sonrisa de alguien mas
el cuerpo, la experiencia, la vida de alguien mas
el hijo de mamà una mentira, un antifaz.
GaIa

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jueves, 5 de marzo de 2009

PASADizO ~


Se daba cuenta. Las paredes, plomas, lisas y casi nuevas, empezaban a cobrar vida, a guardar secretos, a mancharse de manos invisibles o de cuerpos recostados. El suelo se llenaba de pisadas. Se daba cuenta. Siempre salía de su cuarto y miraba el pasadizo: los albañiles, que llegaban cada día, no creaban muros de cemento, creaban recipientes del presente. Era indudable. Se paseaba por la casa y ella lo absorvía como esponja, se llenaba de su vida.
Miró la lavandería, el piso todavía era de tierra, el único lugar que guardaba rastros de las tardes en las que Diana, su perra, correteaba como loca.

- ¿Dónde andarás, Dianita?, ¿Dónde estarás? -pronunció despacio, porque el eco de la casa aún era nuevo.

Lo veía claro. Las paredes, recipientes del presente, ocultaban el pasado y se plantaban firmes, como guardianes de él.

- Qué bueno, Dianita, que no te viste morir.

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lunes, 2 de marzo de 2009

Novela ilustrada II


Bueno, habíamos quedado en que el dragón serpiente de cola larga era un desgraciado que se estaba masacrando a la hermosa Beijing. Disfrutaba el bicho atravesando a los edificios por la mitad. Se daba un festín todos los días merendándose a los pobres chinos (también que durante su cautiverio lo torturaron haciéndole comer verde pasto de los campos de Xinjian, luego qué querían… ¿¿que vaya y les pida tofu??) y así se la pasaba.

O sea, era una cosa de nunca acabar y el dragón se rascaba la cabeza. Un día se merendaba millones de chinos, y a la mañana siguiente resultaba que todavía quedaban mogollón.

En esas me encontraba yo, escribiendo aquella historia. Entonces me bloqueé. No tenía idea de cómo terminar la novela. La dinastía Shanxi había sido exterminada y no quedaba nadie capaz de hacerle frente al dragón.


Por esas fechas, muy joven yo, ratón de biblioteca, nerd como pocos, consultaba libros de mitología pero no hallaba ideas para continuar mi novela. Cabe resaltar que por esos días vivía mi abuelo (que en paz descanse) ya entonces había empezado a chochear y aún no teníamos plata para enviarlo al geriátrico, así que yo me tenía que soplar todos sus desvaríos siempre que me lo encontraba por casa. Fue así como una vez le estaba oyendo hablar sobre una expedición en el pacífico. Me contó que tuvo un amigo marinero que tenía un conocido que trabajaba en un submarino. Me habló de una estirpe muy desconocida entonces para mí. Eran unos hombres de los días antiguos cuando recién los marineros tenían los medios para explorar el océano en toda su profundidad. Se llamaban los Hombres Escafandra (feazo el nombre, pero así me engañó mi abuelo). En resumen, eran unos tipos recontra duros y curtidos que andaban por el océano cazando tiburones (según mi abuelo) ayudándose para esto de una poderosa bayoneta capaz de ensartar como anticucho a 3 tiburones al hilo. Eureka! Allí estaba el oponente para mi dragón. Dejé a mi abuelo hablando solo y corrí hasta mi habitación y manos a la obra continué mi novela desde el momento en que la dejé, o sea el capítulo XL (como no tenía más que contar, me había pasado como 200 páginas describiendo los destrozos que hizo el dragón sobre Beijing, y contando también cómo es que había tanto chino, que ni siquiera el bicho se daba abasto para engullirlos a todos).


Capítulos XLI: Dragón serpiente de cola larga versus La Bayoneta de 3 al hilo

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La venganza del Hombre Escafandra (continuará)...


Hombre Escafandra visiblemente cabreado

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