miércoles, 18 de enero de 2012

So Long...

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Nádroj

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martes, 3 de enero de 2012

Mi top ten de discos escuchados en 2011 (que no salidos en 2011)

Este año me dio la sensación, y ahora la certeza, de que si bien había descubierto muchos buenos discos, no había pasado tanto con las bandas. ¿Cómo es posible? A saber. Mis dos dinosaurios, por ejemplo, a lo largo de este 2011, me los había encontrado ya en 2010, y lo había sabido al instante (L.A. Spinetta y Charly García). Este año, en cambio, ya no tuve tantas epifanías.

Hablando un poco más del top ten, bueno, nos encontramos con dos grandes hallazgos del rock y folk peruano (tipazooo), un compilado de música de los 70's, que tú lo escuchas y dices: arranca, esta música no es peruana. Pero sí, a pesar de las letras en inglés y el estilo calcadazo del rock sesentero y un poco setentas. Hay canciones como para jugar al adivina de qué fuckin país es esta banda (la respuesta siempre será Perú). Y tus colegas te dicen a ver que los escuche, ah ya, son ingleses, nop, gringos, nop, suecos, nop, escandinavos, eso no es un país. Es muy divertido ese juego, pruébenlo en casa. Y también están Kanaku, cielos. Ya hablaré de su música.  Música bonita made in Perú como para llenar de besos al insigne y blanquirrojo escudo del rock peruano (lástima que no exista tal cosa).

Ah, y Dylan y The Beatles. A los segundos ya los tenía bien escuchados aunque no tan sistemáticamente (entiéndase un buen puñado de canciones sueltas bajadas del ares), pero lo de Dylan... iba a decir que si no he escuchado más de él es por una cuestión de barrera generacional y un poco idiomática , pero me figuro que la buena música no entiende de ese tipo de cosas, aunque sí mucho de prejuicios y de estilos y de modas. Así que son unas cuantas cosas que me juegan en contra. Y fracasan. Porque, de verdad, Highway 61 es una joya, con sendos temones. Un discazo, eso sí, que por alguna extraña razón no llega a mi top 1. Sorry. Y The Beatles son leyenda, también , pero sus letras siempre me han dejado como... what the fuck! Y luego las quinceañeras desmayándose en sus conciertos. O, no hablemos de las quinceañeras.
Ahora sí:



10. Reading, Writing and Arithmetic, The Sundays


-Abre la lista, aunque bien podría estar más abajo. Mientras los escucho echo un bufido «¡buf!» qué difícil es ponerlos en lista decreciente. The Sundays tienen el sabor de los 80's últimos o principios de los 90's. La voz de Harriet Wheeler es un canto de sirena que te puede hacer empotrar el coche contra algún escaparate si no andas con cuidado. Es fantástico lo que se puede hacer con bajo, voz, batería y guitarra, especialmente una guitarra tan ochentera, creativa y evocadora. Mientras en EEUU sonaban Nirvana y la rompían con su estridencia y la voz de Kurt Cobain cantaba para toda una generación de jóvenes asqueados; The Sundays hacía música para los que aún amaban la vida.



9. Heart of my own, Basia Bulat

- Esta chica tiene ese sonido que alguien que conozco bien querría alcanzar. Todo el disco tiene ese halo de cantautora sensible, con buenas instrumentaciones que no llegan al minimalismo del folk más íntimo, afortundamente. El disco es una seguidilla de melancolías a la guitarra o a la auto-arpa o al piano, el disco es la quebrada voz de Basia Bulat cantándote desde alguna ciudad lejana donde seguro que ahora mismo está lloviendo. ¿Es que la portada no da la sensación?  

Chicas a la guitarra me han matado muchas veces, éste video es una de ellas:




8. We are not together


-  Bien, este disco es una bestialidad de buen rock and roll. Un obsequio de Winger, taciturno, diciéndome ya la fregué con el regalo. Y yo le dije, Winger, tranqui que esto se pone en un reproductor, se sopesa, se saborea y así. Ah... I lost a game es una tema para bailar en una disco limeña de los últimos 70's, Wicked Man bien podría colarse en cualquier album de Hendrix, Guess I'm going away es una canción para preguntarle a tu viejo, oye viejo, ¿ésta no es la canción de tu promo del 60? No sabía que estos dinosaurios tuvieran su buenos grupos guardaditos; y Estoy Brillando, no nos olvidemos, es un tema para ponerle a tu novia de los 15 años (si la tuviste) mientras el microbús los saca de la playa y el último sol de marzo se termina de poner.


7. White Álbum, The Beatles


- Nadie como ellos para innovar, para abrir nuevos caminos y decir: ¡pcht!!, así se hará música a partir de ahora. Esas mezclas nunca dejan de impresionarme. Ese sonido tan bueno, y a finales de los 60's. Este disco tiene un buen puñado de temas para aprender a amar la música. ¿Alguien dijo Blackbird? ¿Escuché por ahí I'm so tired? Pero mi favorita es Rocky Racoon, especialmente cuando le entran con ese piano de bar mugroso y viejo pero que suena perfecto. 


6. Pequeña orquesta de trovadores


-  Caminaba yo por internet y me tropecé con una canción como de película indie que empezaba: Si todo lo que te cuento empieza con había una vez... Y me dije, ah, no está mal esta rola. Y me olvidé. Hasta que la tonadita siguió picando. Días después volví sobre mis pasos y descubrí a la banda que condensa todo el feeling que el buen indie folk debe defender, voces bonitas, no necesariamente prodigiosas, pero que suenen honestas. Aunque la chica canta genial y me mata. Acústicos contra todo y buena instrumentación. O sea, buscas en el diccionario la definición de Indie folk, y tiene que salir Pequeña Orquesta de Trovadores. ¡¡Y lo mejor de todo es que cantan en español!! 


El tema al cual si no le das play se te mueren 10 000 neuronas por la tristeza:
  



5. Piano Bar, Charly García

- Buscaba yo algo como Clics Modernos, pero me encontré con un Charly que seguía ese camino de los genios, a su bola, sin deshacer los pasos. Al final, salió unos de los discos que más disfruté este año. Demoliendo Hoteles es ese tema que cantaban mis tías en los karaokes, y que a mí me sonaba a cosa vieja, pero que escuchado con más perspectiva, brilla. Si bien las letras de Charly a veces son un poco difíciles porque, a menos que lo conozcas a él o a su contexto, la mayoría de veces no sabrás de qué habla; esos ritmos modernos que se traía en los ochentas, tirando a bailables (y por el que tanto lo criticaron como vendido), esos teclados magníficos, esas melodías inagotables y por encima de todo, ese estilazo; te terminan siempre de ganar, a pesar de la resistencia que opongas. Y su voz, escucharla cuando todavía era una gran voz, antes de que el alcohol y las drogas se la terminaran de cascar; y su ego, ídem.


4. Pescado 2 Pescado Rabioso (o sea L.A. Spinetta)

- Las letras insondables a veces son las mejores que hay porque, a fin de cuentas, si no hay nada que perder, se prestan a la interpretación que tú les quieras dar, y  las canciones se hacen más tuyas. Este disco es otra cátedra de rock. El flaco, en Pescado 2, es creación pura, estructuralmente, melódicamente, líricamente, y por eso, difícil entrarle. Como siempre. Con Spinetta siempre hay que insistir, es como golpear una almeja, darle y darle hasta que se abre y suelta su perla. Pero qué perla. Hay varias: Viajero Naciendo es mi favorita, la guitarra a su bola, pero contribuyendo misteriosamente; y en la segunda parte, ese teclado celestial que eleva la canción a un nuevo nivel de belleza. Y esa letra que habla, no sé. Para mí habla de descubrir un amor que no sabías que lo era.  Poseído del Alba, Iniciado del Alba, Hola Pequeño Ser, Como el Viento voy a Ver, etc.


3. Peluson of milk, L.A. Spinetta

-Ganges es una de las canciones de mi 2011. Descubrirla por el facebook, en una página de fans del flaco, escucharla y al instante saber que ese disco lo tenía que escuchar es como una epifanía. Luego me enteré de que había salido en 1991 y que había sido el mejor álbum argentino de ese año. El tercero en cuatro años para Spinetta. En plena forma. Elegante, mucho menos rockero que el que le precede, es una muestra de versatilidad y talento. Casi todo lo que se oye lo hizo él. Esos arreglos sutiles, esa guitarra, en Cruzarás, saltando de un auricular al otro, volando; y toda la atmósfera mística que consigue en el mejor tema del disco, La Montaña. Una joya. Me gusta mucho más la versión en vivo, cuando los dedos de la bajista vuelan, y la guitarra del flaco oscila en medio de la noche con sus acordes plateados y sus metáforas inspiradas.


Trepen a los techos. Ya llega la aurora:


2. Highway 61 revisited, Bob Dylan


-  Cantar hablando, entonando apenas, amparado por un acompañamiento magnífico tirando a country, por un hammond invencible, y con unas letras que son la desesperación para los críticos. O si no, qué rayos significa Ballad of a thin man, un tema sensacional plagado de metáforas, referencias e imágenes surrealistas que uno no termina de entender, pero que entran genial, como sonando en una carretera, en una parada en medio de la nada. ¿De quién habla Dylan en Queen Jane Approximately? ¿De la marihuana? Me gusta pensar que Dylan habla del fracaso, del fracaso reiterado, del desahucio y, en medio de la soledad, la tentación del suicidio. Estas preciosas poesías. En highway 61 revisited, se suceden una serie de estrofas cada una con un problema que se resuelve en la carretera 61. El escape, la libertad de moverse y cambiar de vida. El tener las agallas para dar el salto. Y no nos olvidemos de Like a rolling stone, una de las mejores canciones que se hayan hecho, dicen, y es posible que sea así. Dylan es un poeta, y de paso músico. Y este disco es una parada obligada en la carretera de la melomanía. Qué metáfora tan fea me salió. 


1. Caracoles, Kanaku y el tigre
 
- Jaja, se siente un poco raro poner a Kanaku y el Tigre mejor que Dylan. Y es maravilloso. Porque esta lista no refleja tanto superioridades, ni mide los talentos; esta subjetividad decimal refleja los gustos de quien esto escribe, nada más. Es un manifiesto de lo que, en el año que se fue, me pareció más bonito. Y, definitivamente, como decía en el párrafo de muchísimo más arriba, los gustos tienen mucho que ver con cuestiones de cercanía, idioma, cultura, moda y generación. Y si hubo un disco que disfruté y reproduje cientos de veces el año pasado, fue éste. Un grata sorpresa. Un compendio de melodías folkys bonitas y tiernas, como costumbristas. Los Kanaku y el Tigre están dentro del mismo perfil que la Pequeña Orquesta de Trovadores, pero por alguna razón que no llego a diferenciar (posiblemente radique en la producción), reflejan más sensibilidad, crean mejor las atmósferas y conmueven más. Por ejemplo, Fugitive, mi canción favorita del disco, es uno de esos temas capaces de envolverte en melancolía y optimismo a la vez, o dependiendo de lo que busques. Bien pueden hacerte mirar la salida del sol y llenarte los pulmones de aire fresco, lo mismo que son capaces de hundirte en medio de la nostalgia y el recuerdo de esa chica. Pero el disco abre con Caracoles. Y Caracoles es un tema que te gana a la primera, lo cual es genial, porque tiene la fuerza para empujarte ya hasta la última canción del álbum, en el supuesto de que el resto del álbum no esté a la altura. La bella inercia de este tema que "Habla sobre la redención" te lleva hasta el último segundo del disco. Y, por supuesto, no hay que zozobrar, que todas las canciones son un hallazgo. Bicicleta es una invitación, es un ánimo hacia la tarde, hacia el sol, de repente primaveral. Ese sonido de cadena de bici oyéndose toda la canción de fondo es bien rico.  Vamo', mamita a caminar muy bien, al compás de tu bicicleta. Mi disco favorito del año. Por cierto, Kanaku y el Tigre son Nicolás Saba y Bruno Bellatín, y son de Perú.



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