- ¡Mira pues! Es buena tela, eso, toca...toca...
Manolo sintió su textura entre las manos y le dio la razón, pero desconfiaba sobre el precio.
- ¿Y a cuánto está dijo? -preguntó de nuevo.
- ¡10 soles pues! ¿No escuchas tú?
- ¿¿10 soles?? -no lo creía-. ¿¿Tan barato??... ¿No será de plástico?
El vendedor no supo qué decir. ¿De plástico había dicho? ¿Éste era chiflado o qué? Pero guardó la compostura.
- No, es de tela...-y se sintió idiota-. ¡Cómo va a ser de plástico!-gritó.
- De plástico pues...ah, ¡mongol! Era sólo una expresión -dijo Manolo, dándose cuenta que el vendedor no lo entendía.
- ¿¿A quién le dices mongol?? -gritó de nuevo el vendedor, cada vez más propenso a encestarle un golpe de lleno en la cara.
- A mí mismo, es otra expresión mía -y sonrió. El vendedor se quedó cojudo. Decidió dejarlo e ir a otra parte de la tienda a buscar a otro cliente. Con éste era sólo perder el tiempo.
Cuando se iba, Manolo lo llamó de nuevo.
- ¿A dónde se va? -preguntó ofendido.
- A trabajar.
- ¿Y atenderme no es trabajar?
- Es una pérdida de tiempo.
- No -dijo decidido Manolo, mientras seguía mirando la tela.
- Sí -ratificó el vendedor.
- El cliente tiene la razón.
- Siempre y cuando estén cuerdos para tener la razón -puntualizó el vendedor.
- ¿Dónde leyó eso usted? -se interesó Manolo. El vendedor se incomodó más, no era la reacción que buscaba.
- Me tengo que ir, hay clientes por atender.
- Sí, como yo. Dígame, ¿de dónde traen esta tela?
- No le puedo decir.
- ¡Ajá! Eso es porque es de mala calidad.
- Sabe qué señor...-lo miró, era la única forma de hacer que ese muchacho abandonara la tienda-: Sí, es de pésima calidad, la traemos desde...desde...¡no sé de dónde es! -gritó el vendedor, y por un instante pareció querer llorar-. Si la compra va a gastar su dinero por las puras -terminó, jadeando de ira.
Manolo le sonrió nuevamente, tomó la tela entre sus manos y se dirigió al mostrador. El vendedor sorprendido trató de detenerlo.
- ¡Señor! ¿¿qué va a hacer?? -preguntó asustado, pensando en que lo acusaría.
- ¿No es lógico?
- No...digo, sí...pero...no lo haga...
- Qué mal vendedor es usted.
- Lo sé -reconoció cada vez más acongojado.
- No se preocupe -le tiró dos pequeñas cachetadas en el rostro y siguió caminando.
- Señora, me llevo esto por favor -le dijo a la cajera.
- Son 10 soles.
- 10 soles... ¿tan barato?
- ¿Va a pagar o no? -preguntó la cajera, sin apartar la vista del monitor.
- Sí, tome.
- Listo, aquí tiene su vuelto. "Esperamos que regrese pronto a nuestra tienda"-recitó con voz musical, para apagarse nuevamente masticando su chicle.
Manolo miró por última vez al vendedor, sonrió y se marchó.
El vendedor asomó su cabeza fuera de la tienda y lo vio, caminar lentamente mientras desenvolvía la tela por el camino y se envolvía con ella como si fuera una toalla. Cuando terminó de moverse debajo de la tela ésta cayó al piso mientras Manolo seguía caminando. Su aspecto seguía siendo igual, llevaba puesto la misma ropa: una camisa beish al estilo safari y un pantalón verde flojo. Manolo se perdió al voltear la esquina.
- Doña Josefina, ya regreso, ¡un toque! -gritó el vendedor mientras corría hacia la tela. La gente pasaba por encima, esquivándola, rozándola, pero nadie la pisaba. El vendedor, Alfonso, se paró justo a su costado, en la fachada principal del municipio provincial, y levantó la tela de un tirón.
El municipio explotó y colapsó.
De la tela no quedaron ni cenizas, y de Alfonso no encontraron nada.
Más tarde, Manolo pasó por el municipio y sonrió, pasó justo a lado de la señora cajera y le preguntó qué había pasado.
- Una bomba. Dicen que un tipo se inmoló.
- ¿Un tipo?
- Sí, yo no vi nada.
La mujer se fue hablando para sí misma, renegando porque Alfonso aún no regresaba.
Manolo sonrió y se quitó saltando en un pie, cuando encontraba alguna calle desierta.
Apuntó "Alfonso"en su libreta, y empezó a caminar porque una señora apareció por una bocacalle.
Manolo sintió su textura entre las manos y le dio la razón, pero desconfiaba sobre el precio.
- ¿Y a cuánto está dijo? -preguntó de nuevo.
- ¡10 soles pues! ¿No escuchas tú?
- ¿¿10 soles?? -no lo creía-. ¿¿Tan barato??... ¿No será de plástico?
El vendedor no supo qué decir. ¿De plástico había dicho? ¿Éste era chiflado o qué? Pero guardó la compostura.
- No, es de tela...-y se sintió idiota-. ¡Cómo va a ser de plástico!-gritó.
- De plástico pues...ah, ¡mongol! Era sólo una expresión -dijo Manolo, dándose cuenta que el vendedor no lo entendía.
- ¿¿A quién le dices mongol?? -gritó de nuevo el vendedor, cada vez más propenso a encestarle un golpe de lleno en la cara.
- A mí mismo, es otra expresión mía -y sonrió. El vendedor se quedó cojudo. Decidió dejarlo e ir a otra parte de la tienda a buscar a otro cliente. Con éste era sólo perder el tiempo.
Cuando se iba, Manolo lo llamó de nuevo.
- ¿A dónde se va? -preguntó ofendido.
- A trabajar.
- ¿Y atenderme no es trabajar?
- Es una pérdida de tiempo.
- No -dijo decidido Manolo, mientras seguía mirando la tela.
- Sí -ratificó el vendedor.
- El cliente tiene la razón.
- Siempre y cuando estén cuerdos para tener la razón -puntualizó el vendedor.
- ¿Dónde leyó eso usted? -se interesó Manolo. El vendedor se incomodó más, no era la reacción que buscaba.
- Me tengo que ir, hay clientes por atender.
- Sí, como yo. Dígame, ¿de dónde traen esta tela?
- No le puedo decir.
- ¡Ajá! Eso es porque es de mala calidad.
- Sabe qué señor...-lo miró, era la única forma de hacer que ese muchacho abandonara la tienda-: Sí, es de pésima calidad, la traemos desde...desde...¡no sé de dónde es! -gritó el vendedor, y por un instante pareció querer llorar-. Si la compra va a gastar su dinero por las puras -terminó, jadeando de ira.
Manolo le sonrió nuevamente, tomó la tela entre sus manos y se dirigió al mostrador. El vendedor sorprendido trató de detenerlo.
- ¡Señor! ¿¿qué va a hacer?? -preguntó asustado, pensando en que lo acusaría.
- ¿No es lógico?
- No...digo, sí...pero...no lo haga...
- Qué mal vendedor es usted.
- Lo sé -reconoció cada vez más acongojado.
- No se preocupe -le tiró dos pequeñas cachetadas en el rostro y siguió caminando.
- Señora, me llevo esto por favor -le dijo a la cajera.
- Son 10 soles.
- 10 soles... ¿tan barato?
- ¿Va a pagar o no? -preguntó la cajera, sin apartar la vista del monitor.
- Sí, tome.
- Listo, aquí tiene su vuelto. "Esperamos que regrese pronto a nuestra tienda"-recitó con voz musical, para apagarse nuevamente masticando su chicle.
Manolo miró por última vez al vendedor, sonrió y se marchó.
El vendedor asomó su cabeza fuera de la tienda y lo vio, caminar lentamente mientras desenvolvía la tela por el camino y se envolvía con ella como si fuera una toalla. Cuando terminó de moverse debajo de la tela ésta cayó al piso mientras Manolo seguía caminando. Su aspecto seguía siendo igual, llevaba puesto la misma ropa: una camisa beish al estilo safari y un pantalón verde flojo. Manolo se perdió al voltear la esquina.
- Doña Josefina, ya regreso, ¡un toque! -gritó el vendedor mientras corría hacia la tela. La gente pasaba por encima, esquivándola, rozándola, pero nadie la pisaba. El vendedor, Alfonso, se paró justo a su costado, en la fachada principal del municipio provincial, y levantó la tela de un tirón.
El municipio explotó y colapsó.
De la tela no quedaron ni cenizas, y de Alfonso no encontraron nada.
Más tarde, Manolo pasó por el municipio y sonrió, pasó justo a lado de la señora cajera y le preguntó qué había pasado.
- Una bomba. Dicen que un tipo se inmoló.
- ¿Un tipo?
- Sí, yo no vi nada.
La mujer se fue hablando para sí misma, renegando porque Alfonso aún no regresaba.
Manolo sonrió y se quitó saltando en un pie, cuando encontraba alguna calle desierta.
Apuntó "Alfonso"en su libreta, y empezó a caminar porque una señora apareció por una bocacalle.
4 comentarios:
Apuntó "Alfonso" en su libreta. Me pregunto si habían más nombres en esa libreta, y Alfonso era uno más para su lista, su última víctima, que pronto tendría más compañía. Así me lo imaginé!
Me encantó!
la pregunta es.... ¿cómo se te ocurren estos relatos tan psicópatas? ¿es que lo haz intentado, pollito?
KRN
ayyy todo un asesino en serie!!! mira túu!! xD
estuvo bueno el cuento Erwing, me gustó, no me despegué hasta terminar de leerlo que dejé de escuchar a mi amigo x un momento jaja (si, suelo hacer varias cosas al mismo tiempo)
Saludooos!! bytee xD
oe chevere el relato..si medio psicópata la historia X__x . Pobre Alfonso u_u
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