El día anterior nos aventuramos a ir a Miraflores, con un croquis sacado de google map (aporte de Liz, Miss ubicación xD) y puntos claves en la memoria (está de más decir de quién era la memoria xD). Fuimos en busca de las entradas de Francois Peglau, un día antes del concierto. El lugar donde las vendían era una galería angosta y surtida de colores, custodiada por dos perros enormes que ladraban cuando los acariciabas. Recién se habían vendido 215 entradas. Esta vez mi pesimismo no ganó, por suerte, justo un día antes del concierto conseguimos entradas y aún sobraban el doble de lo que se había vendido, pero bueno, mejor (no iría mucha gente).
Esa tarde, la del día del concierto, dormimos un montón, y creo que ese fue el problema, despertamos con los cuerpos molidos, asustados por la hora: Para llegar a Miraflores era algo de 40 minutos, y de ahí a Barranco quién sabría, nosotros no. Nos privamos de la cena (en realidad cenamos sólo 2 panes con mantequilla y leche anchor, anchor xD) y fuimos a la Noche de Barranco.
En el bus a Barranco:
- Liz, éste ya es Barranco.
- Ah sí, ya...¡mira esa chica va a bajarse!, seguro que también va -y examinó su vestimenta-. Sí, sigámosla.
- Ya. Bajemos.
Seguimos a la chica algo de dos o tres cuadras, hasta que en una esquina se detuvo intempestivamente y por poco chocamos con ella. Pasamos de frente.
- Creo que no iba a la Noche.
- ¿¿Tú crees?? -soltó Liz irónicamente.
- Pos sí -haciéndome el tarado xD.
- Mejor preguntar.
Nos indicaron que debíamos volver todo lo que habíamos caminado, voltear a la derecha, de frente hasta el final, ahí estaría la Noche. Y la estuvo, con Yushimi, Kanaku y el Tigre, y Francois Peglau. Chéevere:
Yushimi
Kanaku y el Tigre (no encontré videos =()
Y Francois Peglau:
Ahora sí: el video que Liz grabó: sale descuadradazo, pero tiene buena imagen (para que vean lo cerca que estuvimos), ah, también está incompleto (youtube maldito que lo recortó y da pereza volver a subirlo).
Después del concierto nos atragantamos con unos tequeños buenazos =P.
Barranco nunca duerme.
En el camino de regreso vimos a un maníaco que no paraba de sacarse la barba con una pinza compulsivamente.