Entrada in suspense 5

Crisis Rorschach

Sueño contigo. Y a la vez no, o no sé. Son sólo ruidos que me susurran, ruidos dirigidos a mí tímidamente, imitando distintos tonos de tu inconfundible voz. Esa voz delgada y enérgica que tienes, o tenías. Esa voz que en mí tiene la misma tragedia que los hilos de la parca, la tragedia del destino. Sonidos que me embargan, mientras en mi mente sólo aparecen colores, cambiantes, potentes, dirías que una persona se desintegró enterita y su alma quedó flotando en mil colores. Son como auras, o estados de ánimo que me inundan con pinturas u óleos uniformes. Cuando lloras en mi oído, por ejemplo, todo es plomo, plomo lluvioso, como cuando un televisor pierde la señal y, a veces, las tonalidades varían, los colores se concentran, y forman figuras extrañas, siluetas que se insinúan como movimientos detrás de un velo, o un test de Rorschach: ¿estaré loco? A veces logro verte.

Pero eso no es lo más raro. Lo más curioso, extraordinario (porque anormal no, no, cuando se trata de ti nada es anormal, siempre es extraordinario, increíble, impensable, no… anormal es muy negativo para tus gestos, tu figura, tu mirada, anormal ofende tus maneras, anormal maltrata tu persona), lo más maravilloso... es que siento que me tocas. ¡Dios! ¿¿qué me está pasando?? Sueño con colores producidos por tu voz, mientras mi cuerpo disfruta, siente, se escaramuza debajo de tus caricias, tu calor, ¡tu cercanía! Y hasta siento tu figura a través de mi cuerpo inmóvil. Mi pregunta es, tú, realidad o creación onírica de mis noches, ¿sientes mi cuerpo también? Me perturba pensar que notas que me perturbo, me mortifico imaginando que puedes observarme durmiendo, y verme reaccionar descaradamente a cada movimiento tuyo, a cada presión que ejerces sobre cualquier parte de mi cuerpo, eso, sobre cualquier parte de mi cuerpo. Me inquieta pensar que en realidad eres tú. Quiero que seas tú; y que ésa sea la razón por la cual ya no me extrañas.

Hoy día dormiré desnudo. ¿Y si en realidad me transporto en cuerpo hacia ti, y quedo indefenso a tu presencia? Me presentaré como soy, listo para que me ames, disfrutes de mi inmovilidad. Seré tu esclavo, tu esclavo inútil, tu muñeco delicado: no me muevas bruscamente, no tires de mí con tanta violencia, que despertaré en mi habitación tratando de recordar, analizando los colores que me dejaste. ¿Y si manchas mi cuerpo para ver si esto es cierto? Pinta mi pecho, marca mis piernas, déjame labial en la boca después de un beso.

Hoy día dormiré pensando en que eres tú, tú en realidad y no tu yo onírico, producto de mi locura y mi crisis Rorschach (¿no es que te vea en todas partes, no?).

Hoy día te espero. Hoy día trataré de traerte conmigo.

Hoy día escucharé que me quieres.

Al fin.