¿Se puede odiar más a un profesor? Bueno, odiar no: tenerle cólera, verle la cara de amable y querer partírsela, ponerle cabe, patearle el estómago; o, cuando lo ves alejarse por un callejón oscuro, imaginarte plácidamente que lo atracan, lo asaltan, le hacen algo de lo cual no tendrás culpa pero esperas no verlo más. ¿Eso es odiar? No, ¿no?
Esta semana ha sido de lo peor.
Primera tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Estamos en grupo, discutiendo seriamente sobre los principios del Derecho (yas que), cuando de pronto, el profesor, todo escuálido, larguirucho y con la cara de amable indiferente, se acerca: A ver -me dice- dime un número del 10 al 17. Eh...-pienso-...ya...13 profe, 13! -digo emocionado, casi gritando, pensando que se va a ir a contar a otro grupo, pero no, comienza a contar por mí y mis tres compañeros. Saz: 13, tú expondrás la próxima clase -me dice, mientras saca el sílabo. Yo pienso: mier..........!!!!!
Segunda tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Llego a clase, listo para exponer. Lo hago. Las palabras salen atropelladamente y yo siento que estoy hablando en un tono claro y fuerte (luego me dicen que debí levantar un poco más la voz, ¡bueno!). Acabo. El profesor pide por preguntas. Nada (¡bien! vamos bien). El profe -no tan alegre de que nadie pregunte, seguro pensando que no han entendido, o no han escuchado, se inclina hacia mí y me dice:- "Ya, para el miércoles vas a traer unos esquemas en papelotes sobre tu tema". Ya sabrán, supongo, que durante esos momentos yo estaba teniendo mi crisis de locura (djkdjsalsjalsjalsjalsjlasjalslas- ierda!) y odio. Me fui pateando imaginariamente al profesor.
Tercera tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Llego a clase. Pego mis papelotes en la pizarra (son 6 grandes papelotes), estoy decidido a hacer bien mi exposición, con la mente positiva, pensando alegremente que el sábado y domingo viajaré a la Playa Tortugas con mis amigos del colegio, que mis amigos del colegio son capaces de quitarme todo el odio de encima y transformarlo en una alegría descomunal. Listo. El profesor me dice que exponga rápido nomás que otro grupo tiene que exponer, así que, por favor, rapidito nomás chibolo. Será-pienso. Y expongo: Hasta yo mismo me sorprendo de lo rápido que estoy siendo, no me puedo controlar, mi cuerpo va avanzando rápidamente siguiendo los esquemas mientras voy pensando: qué estaré diciendo, qué rápido voy. Las palabras salen casi como autómatas. Termino. Y el profe dice: "Ya ya, siéntate. ¡Segundo grupo!" Woo-pienso-¡para eso no me hubiera hecho exponer de nuevo, p...! (Me voy pensando que he sido como una ráfaga de viento que pasó repentinamente. Una ráfaga que ya pasó y nadie notó. Será.). Paso a mi carpeta a soñar con la playa, un fin de semana relajado, o las dunas, ¡las dunas! Ah..sunboarding.
La voz del profesor se eleva en el silencio y yo también logro escuchar: Esas siete lecturas que les he dictado son para el lunes, sí, para el lunes, es por su bien alumnos, no, nada, lunes he dicho.
¡¡¡¡¡¡¡Cabrón!!!!!!!
Y, como si me hubiera escuchado gritar "cabrón" mentalmente, agrega: Ah, y el miércoles es el examen parcial.
Por poco me convierto en supersayayín de pura cólera u_u...
Digo...¿tengo razones, no? Estoy en la libertad, moral y de consciencia, de poder gritar: ¡¡¡Maldito profe de m....!!! - Y sí que lo grito, mentalmente claro.
Esta semana ha sido de lo peor.
Primera tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Estamos en grupo, discutiendo seriamente sobre los principios del Derecho (yas que), cuando de pronto, el profesor, todo escuálido, larguirucho y con la cara de amable indiferente, se acerca: A ver -me dice- dime un número del 10 al 17. Eh...-pienso-...ya...13 profe, 13! -digo emocionado, casi gritando, pensando que se va a ir a contar a otro grupo, pero no, comienza a contar por mí y mis tres compañeros. Saz: 13, tú expondrás la próxima clase -me dice, mientras saca el sílabo. Yo pienso: mier..........!!!!!
Segunda tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Llego a clase, listo para exponer. Lo hago. Las palabras salen atropelladamente y yo siento que estoy hablando en un tono claro y fuerte (luego me dicen que debí levantar un poco más la voz, ¡bueno!). Acabo. El profesor pide por preguntas. Nada (¡bien! vamos bien). El profe -no tan alegre de que nadie pregunte, seguro pensando que no han entendido, o no han escuchado, se inclina hacia mí y me dice:- "Ya, para el miércoles vas a traer unos esquemas en papelotes sobre tu tema". Ya sabrán, supongo, que durante esos momentos yo estaba teniendo mi crisis de locura (djkdjsalsjalsjalsjalsjlasjalslas- ierda!) y odio. Me fui pateando imaginariamente al profesor.
Tercera tarea dejada por el profesor al alumno suertudo:
Llego a clase. Pego mis papelotes en la pizarra (son 6 grandes papelotes), estoy decidido a hacer bien mi exposición, con la mente positiva, pensando alegremente que el sábado y domingo viajaré a la Playa Tortugas con mis amigos del colegio, que mis amigos del colegio son capaces de quitarme todo el odio de encima y transformarlo en una alegría descomunal. Listo. El profesor me dice que exponga rápido nomás que otro grupo tiene que exponer, así que, por favor, rapidito nomás chibolo. Será-pienso. Y expongo: Hasta yo mismo me sorprendo de lo rápido que estoy siendo, no me puedo controlar, mi cuerpo va avanzando rápidamente siguiendo los esquemas mientras voy pensando: qué estaré diciendo, qué rápido voy. Las palabras salen casi como autómatas. Termino. Y el profe dice: "Ya ya, siéntate. ¡Segundo grupo!" Woo-pienso-¡para eso no me hubiera hecho exponer de nuevo, p...! (Me voy pensando que he sido como una ráfaga de viento que pasó repentinamente. Una ráfaga que ya pasó y nadie notó. Será.). Paso a mi carpeta a soñar con la playa, un fin de semana relajado, o las dunas, ¡las dunas! Ah..sunboarding.
La voz del profesor se eleva en el silencio y yo también logro escuchar: Esas siete lecturas que les he dictado son para el lunes, sí, para el lunes, es por su bien alumnos, no, nada, lunes he dicho.
¡¡¡¡¡¡¡Cabrón!!!!!!!
Y, como si me hubiera escuchado gritar "cabrón" mentalmente, agrega: Ah, y el miércoles es el examen parcial.
Por poco me convierto en supersayayín de pura cólera u_u...
Digo...¿tengo razones, no? Estoy en la libertad, moral y de consciencia, de poder gritar: ¡¡¡Maldito profe de m....!!! - Y sí que lo grito, mentalmente claro.