lunes, 7 de febrero de 2011

Todo tan romántico


Bueno más o menos yo no sabía si acostarme, llegado a este tipo de citas la verdad es que no sé bien cómo actuar, porque son cosas nuevas para mí y solo me preocupa caer bien, mientras que por otra parte la incertidumbre me tiene abierto a todo. Me explico, si siento cansancio, no digo nada; yo soy capaz de aguantarme, aunque a ella le gustaría que le hiciera saber cualquier incomodidad. Dijo, "porque después te puede estar doliendo la boca todo el rato", casi sin acento. Apenas se podía notar que el inglés era su primera lengua. Luego, se ponía tan cerca de mí, al alcance de un beso. Esto puede resultar tan romántico, pero cuánto me cuesta adivinar los pasos que me toca dar, ¿hablo?, pero si no puedo. ¿Sonrío?, tampoco, no me alcanza. Eso sí, hago una señal de "todo ok" con el pulgar de la mano izquierda. Y cuando no vamos tan bien, le digo que más o menos, oscilando en el aire la palma de una mano. 

Gotitas de agua me mojan las gafas, pero no me atrevo a limpiarlas, aunque no importa porque ella tiene unos ojitos verdes también gafeados, y correspondientemente mojados en sus cristales. Se aleja y yo miro a todas partes con los ojos. Me explico, miro a todas partes sin mover un músculo, salvo los músculos oculares, que son los que tengo que mover, entonces recuerdo que hay buena iluminación en el cuarto. Ella vuelve y se pone a la distancia de un beso. Digo, ¿rayos, será así siempre? Debe ser, quién sabe, en todo caso soy pésimo para interpretar cualquier tipo de señales, incluso las de humo.

Abro la boca, ella se acerca, tan próxima... aunque lleva mascarilla, por supuesto, no espero un beso; aunque todo lo sugiera, y todo también lo niegue. Eso sí, parece que se me va a meter de cabeza en la boca. Introduce los dedos, casi las manos; le digo mentalmente: "cuidado te me caigas adentro". ¡Qué se va a caer! Debe hacer esto treinta veces al día. Más bien saca unos alfileres y me los mete dentro, aunque yo no veo cuán dentro. Me pincha por allí y ni me entero, salvo el roce. "¿Duele?", dice ella. No puedo hablar ni sonreír. Aventuro un sonido gutural "ghwru grhwu", eso quiere decir que no. A veces le digo que no con la mano, para que no piense que tengo pocos recursos comunicativos.  

Al final no hubo beso, sí dolor, poquito. Nos despedimos y ella sonríe, mientras que yo soy incapaz de interpretar ese gesto. Le digo que a lo mejor vuelvo otro de estos días: 
Me queda una caries pequeñita, que no es tan urgente.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

vaya peculiar forma de redactar tu visita al dentista,vaya q me sorprendió el leer el primer párrafo, por un momento pensé que Winger el acosador habia aparecido.

steýfer dijo...

Que crezca la caries!! o así nomás, chiquita, jeje. Siempre hay una excusa ps!
Saludos!
P.D.: me gustó mucho imaginar mientras iba leyendo.

un_blues dijo...

Una vez leí una de esas cadenas que mandan al correo haciendo el mismo juego de "la primera vez" para los mal pensados. Y mira que es la segunda vez que lo leo volví a mal pensar... caracho!


KRN

nádroj dijo...

anónimo: jaja.... el narrador lejos de acosar a nadie nunca, le aterra!

steýfer: sin caries ya no habrá excusa =/

un_blues: es cierto q existen esas cadenas...vaya, no me acordaba. Yo tb pensé mal en ellas... diría q hasta es lo más natural.

Dalia lala dijo...

Winger el acosador jajajajajja

nádroj dijo...

Uh... Dalia lala, si es todo un acosador, nomás hay que leer sus entradas anteriores, me parece que hasta el blog ya debería tener un tag al respecto.

Unknown dijo...

jajajaja, muy buenaa!... aunq al principio no entendía muy bien de qué se trataba u.U
y eso q casi siempre me voy al lado perver jajajaja, pero no sé que me pasó hoy día jajaja =P

 
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