Mentiraaaa.... pero sí que grabé un reportaje. La verdad es que con este trabajo redescubrí una de las cosas bonitas por las que elegí periodismo: contar historias. Hacerlo sin poder inventarme nada, claro, pero aún así: relatar casos y mostrarlos. Es una de las cosas de la carrera por las que sentirse afortunado. Claro que como periodista uno no podrá forrarse de plata. Pero al filmar reportajes como éste me dan ganas de seguir misio pero haciendo un trabajo chévere, con el que pueda entender mejor, con mis limitaciones, algunas de las cosas que tenemos los seres humanos.
Hace cinco años, en Trujillo, nunca me habría imaginado entrevistando a un chica Pakistaní, enterándome de su vida y aprendiendo a valorarla y entenderla como ser humano. Hace cinco años, mi comprensión de la compleja dimensión de las diferentes comunidades que hay en el mundo era más pequeña, nula, hoy sigue siéndolo, pero un poquito menos.
Hoy sé que muchas cosas nos pueden separar, distanciar, detalles como la religión, la filosofía, la política, la economía, pero compartimos muchas otras. Es más, las cosas que compartimos son abrumadoramente superiores a las cosas que nos separan.
Saher es una chica encantadora, visitante, como yo, en una ciudad que no es la suya. Mirar su historia me ha servido para conocerla y conocerme, para asombrarme y entender.
Es la primera vez que hacemos un reportaje, los de mi grupo, y hemos hecho uno bien bacán, para ser primerizos, jeje. Si han llegado hasta este punto de mi breve discurrir de ideas, solo me queda decirles que aquí está: disfrútenlo.
domingo, 5 de junio de 2011
Nuestro corresponsal en Barcelona graba un reportaje para el blog
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