domingo, 17 de abril de 2011

Carta Pública a Nádrojtien


Trujillo, 05 de Abril de 2011.

Te escribo desde la modorra de la tarde, tirado en mi colchón con las manos extendidas hacia el teclado. El sol aún traspasa mi habitación, y cae suavemente sobre las sábanas de mi primo, mientras las pelusas de polvo ascienden lentamente. Este cuarto es un desastre, desde que mi hermano se fue y dejó libre la parte superior del camarote, tiro de todo a su cama vacía: ropa al desvestirme, los papeles de mis casos, libros comenzados y que agarro siempre que puedo (ya casi no paro en mi casa), la cubierta del libro de Ribeyro, cargadores, cámara, inhalador, lámpara de mano. El maletín negro de cuero que no va conmigo pero que llevo siempre que voy a la Corte.

Spinetta empieza a cantar después de una intro que me recuerda a Amy Winehouse (“Lo pensó dos veces y se marchó, como una frutilla su corazón, siempre el mismo rollo con los parientes…”). Creo que es la música adecuada para escribirte: tranquila, melódica, profunda (aunque en cama empieza a dar sueño). Creo que ya es hora de que empiece a escribirte:

Estas vacaciones son muy largas, Nádroj, son como medias pantis negras. Y digo medias pantis negras, específicamente de ese color, porque se me hacen un toque más sensuales y misteriosas a la vez, e incansables, inagotables. Sí pues, Nádroj. El tiempo es muy pernicioso para el hombre: corroe su mente, agita su alma, cuestiona su existencia. El tiempo y la soledad. Creo que por eso estoy saliendo airoso, ya no soy un náufrago (que terminan locos). Mi bastión en estas épocas, y espero que siempre, es el amor. Y los mil y un placeres nuevos que sospechábamos que existían, con sus miedos incluidos. Siento que traspasé una puerta que al abrir salió disparada.

Disculpa, no pude evitarlo, ahora escucho The XX, ese grupo que no te transmite nada.

El futuro es una vaina, Nádroj. Y tú sabes muy bien cómo creo en el futuro. Quisiera ver un poco más, observar cómo irá mi vida y regresar al presente, a vivirla tal como será, resignado, en paz, y feliz. Debes pensar que pido mucho, sobre todo porque eso implicaría tener un futuro feliz, pero, ¿qué es la felicidad sino unas cuantas perlas de momentos especiales esparcidas al azar? Así, si miramos atrás al rosario de la vida, podremos ver, y quizás contar con la mano, cada uno de nuestros momentos y darnos cuenta que valió la pena recorrer esos caminos intermedios, esas rutas oscuras que nos llevaron por los lugares correctos.

Me despido escuchando “Naturaleza”, una de tus mejores canciones según mi poco entender. Toda la tarde me dedicaré a sacudirme este estado reflexivo, que me hizo descender a mis infiernos; pero fue necesario. Nos estamos viendo, Nádroj, de cuando en cuando hay que cruzar el charco, aunque sea ayudados por las palabras.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ese gordito azul con moñito (su lado femenino) q lleva el sobre es wingerr???

 
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