sábado, 28 de febrero de 2009

Zapatitos sucios


Photo by Wingerr

- Abandoné el camino. Pero mantuve los zapatos. Y ahora están llenos de polvo, por todo el tiempo que pasó.

Julieta lo entendía muy bien. A Javiercito le encantaba usar metáforas, y ella las entendía plenamente. Esta vez era sobre amor, y el olvido. Sólo tenía que decirle que siguiera caminando, que regresara al camino, con zapatos y todo. Que no renunciara al amor.

- ¿No crees que es tiempo, de quitarle el polvo al tiempo? -preguntó Julieta, con una voz de entendida comprensible.
- ¿Y quedarme sin zapatos? -rió Javier.- No, no. ¡Ni creas que los tiraré!

Julieta se volteó, triste. Javiercito no quería caminar.

viernes, 27 de febrero de 2009

(Leanlo escuchando esta cancion)

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio o flecha de claveles que propagan el fuego: te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores, y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde, te amo directamente sin problemas ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres, tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Pablo Neruda


Terminaba de leer el poema y De pronto estallo lluvia. Es invierno y el frío lastima. De pie frente a mi ventana, veo la gente correr, van a esconderse, a buscar protección.

¿Por qué te impregnaste en todo?,yo mismo me respondo, ya lo sé.

Una taza de chocolate caliente, entonces río, tu lo odiabas. Jamás te gusto el chocolate.
Amabas el frío ,la lluvia, y por igual a la noche y al día.

Y entonces te pienso.

-¿Crees en el amor para siempre?-pregunte
-no-dijiste al instante
-¿no?, ¿y lo nuestro que es?
-mira,¿ si alguna ves muero, me amarías por la eternidad ?
No respondí, no lo sabia
-si muero tu amor no me acompañara a donde sea que valla-me dijo



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miércoles, 25 de febrero de 2009

Novela ilustrada I

Había una vez un escritor sentado en su sofá junto al fuego. Bebía vino cruzado de piernas y recordaba su mejor novela de ciencia ficción, una que le valió muchos premios y distinciones. Habían pasado unos 30 años desde la publicación, y se preguntaba cómo rayos la gente se tragó semejante cuento.


Empezaba todo en la China, con un dragón-serpiente de cola larga. El bicho sobrevolaba los campos de la hermosa tierra de Xinjian. Esa era su vida. No podía ir a otro sitio por más que lo deseara. El pobre estaba condenado a permanecer allí porque desde la legendaria torre Gan-su ( que significa ojos abiertos) lo vigilaba, generación tras generación, un arquero de flechas de plata muy virtuoso. Era el mejor sobre la tierra, hijo de la dinastía Shanxi. De forma que si el dragón-serpiente se alejaba demasiado, bastaba un flechazo certero debajo de las escamas para reducirlo.

Pero un día (siempre viene el día en las novelas de ciencia ficción) más o menos en el capítulo XX (nos pasamos las primeras 150 páginas describiendo al bicho y sus hábitos), el dragón toma conciencia de su poder. Entonces se cabrea y con un colazo se baja la torra Gan-su. Por suerte el arquero logró escapar de entre los escombros y con toda la rapidez del mundo sacó su flecha del carjac y se dispuso a disparar, pero el dragón fue más rápido que él y de un colazo lo estampó contra el pavimento. Fin de la dinastía Shanxi.

(Textos antiguos señalan que el arquero era medio oñoñoy, así que no es por culpa del dragón que se haya terminado la dinastía.)

Muy cabreado todavía, el bicho va a hasta Beijing y se carga todo lo que encuentra.

(continuará...)

domingo, 22 de febrero de 2009

...Jesús es verbo no sustantivo...




Ricardo Arjona



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viernes, 20 de febrero de 2009

Punto final.


- La amistad, Acuarelina, no sobrevive al tiempo; pero afortunadamente, los recuerdos sí.

La sala estaba completamente oscura. La casa vacía. Sólo así podía hablar.

- Entonces...¿me recuerdas mucho?

Fito fijó la mirada vacía en el piso. Una hormiga caminaba. Calló. No quería revelar todo.

- Lo suficiente.
- ¿Lo suficiente para qué? -Y hubo otro silencio.
- Para reemplazar a la ausencia y calmar a la amistad.
- O sea... ¿seguimos siendo amigos?
- Sí, en el pasado. Sí.
- ¿En el pasado?
- Los recuerdos son del pasado.
- ¿Y los sentimientos?

Tendría que colgar. No tenía por qué contestar, seguir hablando. ¿Para qué?

- Recuperables.

Colgó. La hormiga empezó a caminar más rápido, incontrolable, pero de un manazo la hizo añicos. Punto y seguido, se dijo. O punto aparte. La hormiga volvería a salir.

martes, 17 de febrero de 2009

de nuevo clases

Ahh...nuevo cuatrimestre en la u, mis ojeras han ganado un nivel, aunque ya no tomo café, nuevas asignaturas, aulas, profes, caras nuevas llevando por segunda vez la misma asignatura, lo que a veces no es un buen presagio… y ahora sí que esta vez ya casi todas las clases en catalán, caracho.

Y no es el mismo catalán siempre, varía según los profes, aunque al menos ya nadie lo mezcla desesperantemente con el castellano, ahora sí toy medio fregado.

Hay un profe que cuando da clases, escupe el catalán, hay otro que lo tose y una tía que lo susurra. Por suerte aún quedan unos cuantos que lo gesticulan como se debe para que los alumnos extranjeros lo podamos entender y escribir, al menos, un par de líneas de apuntes en vez de dibujar dragones chinos en el folio blanco a4, que la verdad es que se presta para los dibujos mejor que las hojitas cuadriculadas.

Debo mejorar mi concetración, si quiero mantener la beca. Estoy volviendo a los dibujos abstractos, como en el cole.

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miércoles, 11 de febrero de 2009

Monólogo Interior - I


El colectivo está vacío cuando él lo toma. Pronto, se dice, se encontrará pegado a la palanca del auto, oprimido entre dos cuerpos desconocidos; pero protegido, al menos, por su mp3 (quiere creer que es capaz de usar sólo un sentido a la vez, o, al menos, desactivar el olfato). Mira a través de la ventana. Al azar dirige la vista. Ahí está, el viejo de barba blanca acomodando los periódicos del día, ojeándolos de pasada. Inmediatamente la asociación explosiona en su cerebro y flash, se ve acomodando periódicos viejos en una biblioteca. Amaría trabajar en una biblioteca, pero en una como la del cultural, donde la gente se sirve solita, y él se acomodaría en su silla para leer, y leer (y ser pagado, claro). El colectivo sigue, esta vez el conductor sube el volumen de la música (máaaquina). Él sube el volumen de su mp3, reafirmando, de nuevo, su opinión respecto a su uso: Uno no usa mp3 para evitar pensar en sí mismo, uno usa un mp3 para desconectarse de los demás, para ignorar selectivamente a los que se quiere, sin impedir ponerle atención a las personas importantes, que en este caso sería, con musiquita de fondo (como en las películas). Voltea la cabeza hacia la izquierda, mirando bien al fondo, aparentando la mirada perdida, para que el conductor no crea que le mira: de nuevo ahí, a un lado de la avenida, la carpintería está funcionando. Inevitablemente se acuerda de su abuelo haciendo ataúdes en Ascope, esperando a que alguno tronara solo, en señal de que sería comprado. Es el alma que viene a inspeccionar -decía. ¿Por qué no? Ser capaz de construir una mesa, una silla, un ropero...se sentiría capaz, al ser capaz de construir objetos que sean útiles. ¿Por qué no? Yo también quiero...Son las nueve. Hace rato ya tenía que estar sentado en frente de su computadora, formalizando alguna escritura, creando alguna minuta, tipeando algun documento, mientras las horas o el tiempo huyeran, se le escaparan de las manos. ¿Y qué si ya no puedo alejarme de una oficina? ¿ Y qué si me pierdo entre tanto papel? No, no, aún te queda tiempo...un año.
Baja del colectivo. El semáforo en rojo, cruza, y la barrera de calor que lo sofoca: es como la reja invisible al centro histórico. Se sienta en su oficina, y se olvida de todo. Será pe. Será.

lunes, 9 de febrero de 2009

au, caracho, dolor psicológico


Contaré esto en tercera persona:

La otra vez mi amigo Nadroj se fue al cine a ver El curioso caso Benjamin Button, tan feliz. Cine del interesante, con esas premisas que a él le entusiasman mucho y le hacen salir de casa para pasar un buen rato, hasta que el tipo que se sienta adelante voltea y le tira una bofetada.

Bueno, no fue una bofetada de buenas a primeras, se la dieron previa gritada a mitad de la proyección de la peli. Él no pudo ni decir cuatro palabras para manifestar su enojo ante la bestia que le gritaba por “patearle el asiento” porque splash, le metieron su cachetadón con toda la confianza del mundo.

Y no, no devolvió golpe con golpe, ni respondió a la violencia con más violencia (el muy mongol, bien que se fue del cine con la nariz roja de la piconería). Bien civilizado se salió de la sala y llamó al acomodador: “'¡¡una bestia me ha pegado!!”, a lo que el acomodador se solidarizó y fue a hablar con el susodicho, pero ya lo dice el viejo refrán: Nunca discutas en una sala de cine porque no dejarás al resto ver su película. Así que ni caso, el gorila agresor se quedó para ver el resto de la peli, mientras que Nadroj se largó indignado, incapaz de quedarse en la misma sala con el idiota intransigente.
Le sellaron el boleto para que volviese cuando quisiera, pero no, ya no sería lo mismo. Le regalará su entrada a alguien más y él se verá la peli en su computadora, que le da igual.

Y aquí, Elvis Costello aprovechando para decirme que Accidents will happen(actualizado):

sábado, 7 de febrero de 2009

Avance de un trabajo "pirata".

Imagen de un pirata metiendo el cuerpo a la página. Tiene un parche de gasa negra en el ojo izquierdo, los cabellos grasosos en punta como si fueran dos cachos a los costados. Sonríe inocentemente: sus dientes amarillos, y los que faltan, conjugan muy bien con sus granos redondos y dispersos. Tiene un ancla por tatuaje, en el brazo izquierdo. Lo demás es un misterio. Sólo asomó medio tronco por la página. Quizás tenga pata de palo.
Si tuviera escaner lo verían. Llevo días deseando publicar este dibujo que, como todos los anteriores, tienen su toque de rareza (aunque bien diluido).
Fue en mi salón de clase cuando se me reveló. De inmediato agarré mi lapicero negro y empecé a rayar. Empecé por un círculo (casi siempre empiezo por un círculo, ¿qué significará?). Sería su ojo, el bueno, grande, y con ojera disimulada. No paré. Hacía mucho que no me invadía la necesidad de volcar en mi cuaderno, o cualquier cosa, algún dibujo, sin saber siquiera de por sí, qué sería lo que se estaba plasmando, que se estará formando en la hoja, hasta el final.
Ya les mostraré el dibujo cuando el nacimiento, que más bien parece árbol con raíces y todo, sea desarmado, y de nuevo instale el escaner. Espérenlo u.u.

Cómo quisiera que de la misma forma, me invadieran historias, no importa el sitio, no importa la hora. ( >.> estoy siendo absorvido).

jueves, 5 de febrero de 2009

Problema


El martes 10 termina mi ciclo de exámenes y por fin podré guardar/botar las hojas inútiles, los dosieres aburridos y los documentos de word o las diapositivas que tengo almacenados por ahí.

Quitaré de mi vista todas esas cosas que me recuerden a los exámenes o a cursos que ya no me importan y comenzaré mi nuevo cuatrimestre de cero, esta vez con responsabilidad y pundonor (siempre quise usar esa palabra), repasando todos, todititos los días después de cada clase, como alumno aplicado al que le nace hacer este tipo de cosas (y por mantener la beca, si me la dan).

Pero luego de todas estas semanas de quemarme las pestañas con la luz de mi portátil y estudiar, aún me quedará una cosa, un grillete pesado que no podré quitarme: el noctambulismo.


*Cuatro cafés diarios pasan factura.

lunes, 2 de febrero de 2009

¡Cuí cuí cuí!


- Cuí cuí cuí.

Pobre chanchito, no se había dado cuenta que iba a morir. Los transeúntes lo miraban, las personas a través de las ventanas de los micros, lamentándose veían. El pobre chanchito se había deslizado desde la canastilla de un omnibús, y zás, se había roto la pierna al caer. Zas. Un auto casi lo arroya.

- Cuí cuí cuí.

El cobrador salió en su ayuda. La gente atónita se quejaba. "¡Cómo es posible que sean tan inhumanos, pobre chanchito!".

- Cuí cuí cuí.

La gente se bajó de los micros. Los transeúntes desviaron el paso. Y todos juntos levantaron al chanchito moribundo.

- Hay que llevarlo al veterinario -propuso una chiquilla.
- No, no atienden a chanchos.
- A una granja, ellos sabrán qué hacer -un chico de pecas negras sentenció.
- No hay ninguna cerca, igual morirá.
- Mmm....

Todos maldecían. Pobre chanchito, no lo iban a dejar sufrir.
Pero nadie se atrevió. Nadie gritó la solución que ya todos habían visionado. Actuaron automáticamente. Coordinados, sin mirarse si quiera, descuartizaron al puerquito, cada quien cogió su parte. Y de nuevo todos, subieron a sus micros, reanudaron el paso.

- Cuí cuí cuí -fue sólo una ilusión, un despertar en vano.

 
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