Letra:
Déjame decirte a dónde vas, vengo de adelante de más allá.
Antes de leer bien las estrellas, esta noche estás tan bella que no entiendo la señal.
Déjame contarte cómo soy, no quiero ocultar mi corazón
puedo confesarte en un segundo que besarte nos aparta del camino y es peor.
Mientras tanto mi vida se va, y no creo que pueda llegar
esta vieja pasión fermentó en el árbol y no debes recogerla ya, y no debes recogerla ya.
Déjame decirte que no estoy, en ese recuerdo del salón
yo aparecí más tarde, en la verbena de aquel martes, era el niño al que dijiste: hoy no hay amor.
Antes de entender mi soledad, quiero compartir una verdad
que eres la más guapa y esta mano no te atrapa, eres rauda y caminas sin cesar
Y antes de perder el corazón, decidí que no camino más
que tus lágrimas son poca compensación, y no puedes reparame ya, y no puedes repararme ya
Y antes de despertar al dragón, quiero alejarme de tu ciudad
que no quiero prenderle fuego a tu mamá, solamente te quiero olvidar, solamente te quiero olvidar
Mañana estarás mucho mejor, guarda estos minutos por favor
Lo he escuhado varias veces, no eres nada si no creces, y por eso no te digo a dónde voy
Sin embargo después del dolor haz la andadura hacia el mar
en las tardes ponientes, mientras el sol desciende, no me dirás que se sienten mal
sábado, 18 de junio de 2011
Before the dragon wakes up
martes, 14 de junio de 2011
Casados
-Amor -le dijo él-, mira: tengo un dedo índice 2 centímetros más largo que el otro. ¡Soy un amorfo!
Sin dejar de leer su revista, ella replicó:
-Amor, no te preocupes. Eres amorfo pero por razones menos cojudas que ésa.
Y le enseñó su retrato:
lunes, 13 de junio de 2011
VI
Y de pronto, Wingerr se dio cuenta que el tiempo había pasado. Miró a su alrededor y fue feliz: ella seguía a su lado.
domingo, 12 de junio de 2011
Carta Pública a Wingersoul
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Había una vez una tierra bajo el cielo y en los caminos de la tierra muchos hombres en motocicletas surcando el descampado que había entre dos cordilleras separadas entre sí por miles de kilómetros.
En una cordillera vivían los hombres oscuros que gustaban de los pensamientos tristes y de reflexiones que al final del día entristecían al corazón más fuerte. Estos hombres comían ratas y legumbres raquíticas que arrancaban de sus tierras fangosas. Sus hijos eran sombras que correteaban entre los innumerables caminos que unas manos tallaron en las laderas.
En la otra cordillera vivían los hombres iluminados, unos seres que charlaban verdades todo el día y solo cenaban gansos y naranjas y moras que recogían del camino. Estos hombres mataban con una sonrisa al corazón más triste. No contagiaban la felicidad de ninguna manera. Todo el mundo sabe que los corazones tristes no tienen reparo, solo muchas formas de morir.
Las motociclistas iban y venían de un lado a otro, no bien la suerte les señalaba la primera montaña, daban media vuelta y se dirigían a la contraria y así.
Una vez un periodista les preguntó: "¿Oiga y por qué no se decide por una cordillera de una buena vez?" Y el motociclista, un hombre con la cara marcada de suciedad, respondía que naturalmente más hermoso es el camino que la meta. Además, decía, si vamos al este, los hombres oscuros nos entristecerán el corazón. Y si vamos al oeste, los hombre luminosos nos matarán el corazón.
"No nos queda más remedio que seguir viviendo el camino, amándonos entre nosotros de la manera más imperfecta que existe".
Es tan triste ser humano, concluyó el periodista. El motociclista asintió. Ojalá todo mejore con la muerte, desearon. Justo entonces sus almas cayeron en un vacío eterno donde no había forma de sentir nada. Si tan solo alguien encontrara el amuleto.
jueves, 9 de junio de 2011
Marina Mora
Lyrics:
Estas cuatro palabras también dicen Roma y mora
También no me acuerdo la última que dice... ¿así?,
Amor, amor, ¿crees que en Roma tendría un romance como el que yo concibo?
Aún en roma, recuerdo tus moras, jugosas, deliciosas,
y no me digas que esto no funciona, yo te dejo en Roma, ay Marina, Marina Mora,
Amor amor de mora, mi amor, tus ojos me enamoran....
Nadie más que tú, nadie como tú puede mirar en mi alma, en lo profundo de mi corazón
Nadie más que tú, nadie más que tú puede cavar en mi alma, para encontrarle una solución.
(parte calle 13)
y no me digas que esto no funciona, yo te dejo en Roma, ay Marina, Marina Mora,
Nadie más que tú, nadie más que tú puede cavar en mi alma, para encontrarle una solución.
lunes, 6 de junio de 2011
¿Un champancito, hermanito?
Título de la entrada en alusión a un sesudo artículo escrito por MVLL donde el tipo se devana los sesos dándoles vueltas a la facilidad que sus compatriotas tenemos para la huachafería.
Idiota.
domingo, 5 de junio de 2011
Nuestro corresponsal en Barcelona graba un reportaje para el blog
Mentiraaaa.... pero sí que grabé un reportaje. La verdad es que con este trabajo redescubrí una de las cosas bonitas por las que elegí periodismo: contar historias. Hacerlo sin poder inventarme nada, claro, pero aún así: relatar casos y mostrarlos. Es una de las cosas de la carrera por las que sentirse afortunado. Claro que como periodista uno no podrá forrarse de plata. Pero al filmar reportajes como éste me dan ganas de seguir misio pero haciendo un trabajo chévere, con el que pueda entender mejor, con mis limitaciones, algunas de las cosas que tenemos los seres humanos.
Hace cinco años, en Trujillo, nunca me habría imaginado entrevistando a un chica Pakistaní, enterándome de su vida y aprendiendo a valorarla y entenderla como ser humano. Hace cinco años, mi comprensión de la compleja dimensión de las diferentes comunidades que hay en el mundo era más pequeña, nula, hoy sigue siéndolo, pero un poquito menos.
Hoy sé que muchas cosas nos pueden separar, distanciar, detalles como la religión, la filosofía, la política, la economía, pero compartimos muchas otras. Es más, las cosas que compartimos son abrumadoramente superiores a las cosas que nos separan.
Saher es una chica encantadora, visitante, como yo, en una ciudad que no es la suya. Mirar su historia me ha servido para conocerla y conocerme, para asombrarme y entender.
Es la primera vez que hacemos un reportaje, los de mi grupo, y hemos hecho uno bien bacán, para ser primerizos, jeje. Si han llegado hasta este punto de mi breve discurrir de ideas, solo me queda decirles que aquí está: disfrútenlo.
sábado, 4 de junio de 2011
Yo no voto por Fujimori
El día Miércoles 01 de Junio fue el cierre de campaña de Keiko Fujimori en la ciudad de Trujillo. El mitin se llevó a cabo en la plaza de armas, con el tabladillo ubicado al frente del BCR. Aunque claro, no tenía pensado ir. No apoyo a Fujimori. No apoyo a Ollanta Humala. Pero sí defiendo los derechos humanos. Y precisamente por eso terminé apareciéndome por la plaza de armas, motivado por lo que me había enterado: un grupo de familiares de víctimas de la época del fujimorismo iba a realizar una protesta simbólica. Y aunque confieso que si no hubiera estado con personas más motivadas que yo no hubiera ido, ya cuando me encontré en medio del grupo que gritaba y hacía recordar los estragos que dejó el gobierno de Alberto Fujimori, supe que era el lugar correcto donde debía estar y por primera vez en mi vida sentí la emoción de gritar lo que se piensa y lo que se cree.
Es cierto que la mayoría de personas protestaban en contra del fujimorismo, pues esa era la consigna; sin embargo, no había uno que otro que gritaba apoyando a Ollanta Humala e incitaba a los demás a que lo siguieran, y es cierto, por unos segundos los demás caían en el juego y se encontraban gritando a favor de ese candidato (claro que yo callaba de inmediato), pero de pronto alguien se acordaba y llamaba la atención, y de nuevo, a gritar en voz a cuello.
Me imagino que a Keiko le debió importar un bledo que un grupo de personas (muy reducido en comparación a los simpatizantes de Fujimori) hiciera esa protesta, sobre todo si sólo se concentraba a prometer proyectos que en mi entender me parecen muy populistas, o se dedicaba a mirar el video que proyectaron de ella y su cónyuge bailando marinera (completamente fuera de sitio). Pero la protesta continuó aún cuando ella se retiró, aunque estoy seguro que ni miró lo que hacíamos, muy acostumbrada a apartar la vista.
El momento impactante, diría que hasta conmovedor, fue cuando tres hombres se pusieron de pie, semidesnudos y envueltos con carteles de papel que hacían llamado a la dignidad y a la memoria. Después apareció la muerte: una mujer vestida de negro, calavérica, que danzaba suavemente mientras se deslizaba, los rodeaba, y los hacía caer. Todos miraban alrededor, haciendo un círculo, sentados en el pavimento, recordando a las víctimas del fujimorismo. Se prendieron velas y se las colocó en medio de los cuerpos, encima de pósteres con imágenes de Alberto Fujimori, el rostro de Keiko, y una rata china.
Estuve un momento más, gritando, tomando fotos; pero luego me retiré, cuando simpatizantes de Keiko comenzaron a tirar botellazos. Tenía que pensar en el bienestar de mi enamorada, y además, cargaba mi laptop conmigo. Ya después, al día siguiente, una amiga me mostró las fotos de lo que pasó después, y resulta que los tres hombres que yo había dejado tirados en el suelo, terminaron levantándose, poniéndose de pie, y fueron liberados de la capa de plástico que les impedía moverse, y levantaron el cartel que llevaban en el pecho, como si expresaran lo que tenían dentro: “Por un Perú digno y hermoso”, “Por la dignidad y la memoria”. Era un llamado a recordar, a evocar a las víctimas que ahora nos advertían. Era un llamado a la conciencia.
miércoles, 1 de junio de 2011
Experiencia televisiva, ¿estamos todos nerviosos?
Valoración personal:
De todas las funciones que se trabajaron en el plató de tele, para mí, la de mezclador es y será siempre una de las más peligrosas y, por tanto, emocionantes.
En principio, tener que manejar unos cuantos botones y mover una palanquita no debería suponer tanto desafío, pero lo cierto es que si de eso depende el correcto encadenado de los distintos planos que se manejan en el plató y la entrada correcta de los videos que se insertan, la tarea se vuelve una cosa seria.
Previamente uno se vuelve susceptible al pánico, de pronto los controles no responden o no lo hacen como esperabas. Preguntas al técnico cosas básicas y él te dice: “Se hacen así” y tú le dices: “Pero si eso ya lo intenté y no me funcionó”. Y es cierto, no ha funcionado. Porque esto hay que decirlo, los controles de mezcla a veces marchaban de una manera tan misteriosa que el técnico tenía que recurrir a toda su sapiencia y toque de nuevos botones (que para mí estaban vedados) con el fin de poder solventar el obstáculo.
De verdad. En esa consola había más de treinta botones y a mí me solo me habían enseñado a usar alrededor de diez.
Ahora bien, si tengo que honesto con el balance de mi función de mezclador o mixer, como dicen algunos, creo que fue más que correcta. Y diré por qué.
Para empezar, porque cuando inicia la entrevista todos estamos muy nerviosos, centrados cada quien en nuestras tareas. Igual el mixer. Lo rescatable es que, después de los primeros segundos, supe mantener la serenidad (notar que, a diferencia de otras tareas, la mía no tiene un respiro en todo lo que dura la entrevista) lo cual es importante para poder escuchar las órdenes de la realizadora, operar como manda el guión y responder con buen criterio en los momentos de duda.
Cabe decir que mi serenidad muchas veces se vio amenazada por agentes externos que, no dudo, de buena voluntad se acercaban a dar recomendaciones y señalar los monitores de trabajo en plena transmisión. Eso sí que me ponía un pelín nervioso, no solo a mí, sino también al resto de mis compañeros en la cabina de controles. Nos desconcentraba.
Para terminar, todo sea dicho, resalto que mi poca inexperiencia en esta función me hizo, en un par de ocasiones, calcular mal y cambiar los planos a destiempo o responder con retardo a las órdenes de la realizadora.
Ninguno de estos errores, sin embargo, significó un perjuicio mayor para la entrevista, aunque me siguen pesando en la consciencia.